La portada del medio millón de euros ya ha visto la luz. Tras meses de especulación y un fin de semana frenético entre la boda y la preboda, Tamara e Íñigo posan sonrientes en primera plana. Su amor reconstruido se ha convertido en el exclusiva del año. La revista del saludo ha triplicado su tirada en tan especial ocasión, y el novio, más listo que el hambre, se ha llevado un buen tajo.
Tal y como publica Informalia, la mitad de dinerete es para Íñigo. Así parece haberlo acordado con su chica. Mitad tú y mitad yo. La boda cobra valor por Tamara y su familia, pero el muchacho no desperdicia la ocasión de llevarse un pico a pesar de conocer la verdad. Los Onieva no venden, y si lo hacen, es gracias a la repercusión que les ha regalado la marquesa.
En cualquier caso, lo importante es el vestido. Ha sido objeto de debate durante meses y por fin lo tenemos delante, en portada. Sonriente y junto al hombre que la engañó en el pasado, Tamy posa orgullosa ceñida en lo que parece el traje regional de los gigantes y cabezudos de cualquier pueblo español.
Es un vestido recio, entallado y simple. Con manga francesa, joyas varias que adornan los cuellos y una tiara en la cabeza de la novia. Está guapa y elegante. Quizás demasiado marquesota, demasiado sobria. Es el vestido que llevaría una reina y, de hecho, lo llevó doña Letizia en el día de su enlace.
La propia Paloma González, estilista y comentarista profesional, ha destacado el increíble parecido que guardan ambos vestidos. Basta con buscar una foto de aquel 19 de junio de 2014, cuando la Leti y el entonces príncipe se dieron el sí quiero, para darse cuenta de que Tamara podría haberse "inspirado" en su vestido.
En cuanto al ramo, la propia Paloma lo define como "un brócoli". Y es cierto, las flores asustan. Es un ramo extraño, excesivamente pequeño y artificial. Quién sabe, puede que la novia se llevase un trozo de brócoli de la clínica Buchinguer para utilizarlo como ramo. ¿Será publicidad encubierta? ¡Já!
Fotos: Portada Hola / Instagram