Tamara Falcó quiere ser mamá. Siempre lo quiso. Ella es una mujer católica, apostólica y con ideas firmes: quiere boda, un marido para toda la vida y, al menos, un bebé al que poder vestir con leotardos y patucos de marca. Tamy soñó en infinidad de ocasiones con pasear a su retoño en un carrito vintage por los jardines de Villa Meona, y si todo va bien, podrá hacerlo en unos cuantos meses.
No lo ha confirmado, pero según 'El Programa de Ana Rosa', la marquesa ya se ha puesto manos a la obra. Y no nos referimos al tucu-tucu con Onieva, si no al tratamiento hormonal que podría haber solicitado en una clínica madrileña conocida por algunos periodistas del magacín de Ana Rous.
"Se está sometiendo a un tratamiento hormonal en la clínica de estimulación", comenta "una persona muy íntima de Tamara", tal y como recoge Informalia. A los 41 años y a punto de pasar por el altar, la hija de la Preysler quiere ser madre junto al hombre que la engañó. Está segura de su amor por Onieva y desea un futuro junto a él. Poco le importa si el niño le sale fiestero, vividor y ligoncente. Ella quiere un bebé con Íñigo y tratará de tenerlo.
Y precisamente por el supuesto tratamiento, Tamara habría engordao un pelín. Que sí, que está feo hablar de peso y todos lo cuerpos son bellos, pero si la marquesa ha cogido unos kilitos se dice y punto. Y si se debe al método al que parece estar sometida para ser mami, mejor que mejor.
Fotos: Gtres