A pesar de su inmensa religiosidad, la Falcó ha pecado. Aunque a veces no lo parezca, la hija de la Preysler es humana y sufre las mismas tentaciones o contratiempos que el resto de seres: infidelidades, esguinces o adoración por una buena hamburguesa con doble de bacon y mucha salsota.
Tal y como se ha hecho público en las últimas horas, Tamara es capaz de dejar el pijerío a un lado para pringarse enterita mientras disfruta de un buen hamburguesote. La tía tiene tiempo para todo. Es increíble. Lo mismo te presenta una colección de joyas que se hinca un flautín de chorizo al más puto estilo 'Gio'.
Durante la tarde de ayer, en 'Sálvame' hicieron público el último atracón de la Falcó. Ojo, entiéndase atracón como algo positivo, aquí nadie juzga el peso de la marquesa del vacuno. Un confidente, vecino de Marbella, aseguró haber visto a Tamy entrando en su mismo edificio. Y fue allí, en casa de una amiga íntima de la Falcó, donde tuvo lugar el banquete prenupcial.
Tras observar a Tamara accediendo a la vivienda en cuestión, este vecino fue testigo de la llegada de un repartidor: "Le pregunté qué llevaba y me comentó que unas hamburguesas de un restaurante muy conocido de aquí, y unos bocatas de chorizo y lomo. Le dije que yo no lo había pedido y que el 4ºB era el piso de al lado, donde estaba Tamara".
"Me llamó la atención porque era muchísima comida y en esa casa solo estaban mi vecina y Tamara", decía este confidente en el programa de las frutas. De este modo, quedaría demostrado que la churri de Onieva 'se escapó' de la clínica Buchinguer para ponerse tibia en casa de su colega.
Y seamos honestos, cualquiera lo hubiera hecho. A ver quién sobrevivie a una dieta a base de caldos y te depurativo. Por Dios, pero qué clase de infierno de lujo es ese. Tamara, vida mía, no temas. Si disfrutar de una cenorra en buena compañía es pecado, deseamos que peques durante muchos años más. ¡Já!