Febrero de 1999. El programa '¡Sorpresa, sorpresa!', presentado en aquel momento por Concha Velasco (una grande) tiene preparada, cómo no, una sorpresa a una fan de Ricky Martin: el muchacho la está esperando escondido en el armario de su habitación, preparado para salir. ¡Menudo sorpresote!
Pero la cosa se tuerce. Nuestro Ricky se asoma entre las rendijas para ver cuál es el momento exacto en que debe hacer su aparición, pero lo que se encuentra es una escena que no saldría ni de la cabeza de Torrente: la fan en cuestión se está untando, con un tarro de mermelada, sus partes pudientes para darle de comer así, sin cuchara ni nada, a su perro. El programa tuvo que suspender la emisión de esta parte...
La histeria colectiva ante esta historia hubiese estado justificada... si hubiese ocurrido de verdad. "Hemos sido víctimas de un bulo", tuvo que decir la propia Concha en el programa días después. "Nos han atacado en una especie de locura colectiva", decía a cámara, remarcando tres palabras (las favoritas de Risto Mejide): "Todo es mentira".
La policía llegó a investigar el caso, e incluso parecía que en un colegio de Málaga —uno de los tantos lugares en los que se situó la historia— vendían el vídeo original por 500 pesetas. Menudo jaleo, amiga. Que hasta la discográfica de Ricky tuvo que desmentir también aquello a través de un comunicado, dejando clarinete que el cantante no había visitado España desde diciembre.
Pero, ¿de dónde viene esto? Parece ser que la historia no es original, sino que se trata de una leyenda urbana famosa en los Estados Unidos (lo que aquí vendría siendo la leyenda de la chica de instituto que acaba en urgencias por culpa de una salchicha, ya sabes). Solo que, eso sí, en EE.UU. cambian a Ricky Martin por un grupo de amigos que va a dar una sorpresa de cumpleaños.
El supuesto programa se emitió el 5 de febrero de 1999. "Unos días después, un oyente de Cadena Ser llama a 'Hablar por hablar' y pide que le confirmen un rumor que ha oído en la facultad", explicaba hace unos años a 'Verne' Antonio Ortí, autor del libro 'Leyendas urbanas en España'.
Y ahí explotó la bomba. ¿Que quién fue el primero en echar la cerilla para que todo ardiese? Nadie lo sabe. Ni el propio Giorgio Aresu, director del programa, que señalaba a algunos periodistas como los inventores de la historia para desprestigiar su programa. Nosotros seguro que no fuimos... No tenemos tanta imaginación.
Foto de cabecera | GTRES