Ortega Cano está pachucho. A sus 68 años, el padre de Gloria Camila y José Fernando no goza, precisamente, de una salud de hierro. Las cornadas que sufrió durante años, su paso por la cárcel y los problemas que padece en el corazón han dado lugar a un José hecho trizas antes de cumplir los setenta. Pero lo peor de todo no son las secuelas físicas, si no las emocionales. A día de hoy, el torero está hecho polvo tras las últimas declaraciones de la Carrasco.
Rociíto se plantaba la semana pasada en el plató de 'Montealto' para rajar largo y tendido sobre los Mohedano. Tachó de mentirosos a los hermanos de su madre, arremetió contra todos aquellos que durante años acompañaron a la Jurado en cada uno de sus pasos y, como no podía ser de otra manera, también atizó a José Ortega Cano con una frase lapidaria: "Yo no bebo ni conduzco", dijo muy desafortunada.
A raíz de aquello, Ortega volvió a sufrir otro de sus bajones. "José lo está pasando muy mal, es un buen hombre y no se merece todo lo que le está ocurriendo. Rocío no tiene perdón de Dios, es una mujer que parece que disfruta haciendo daño. Y todo por dinero, no tiene límites, le asesoran muy mal. El odio que lleva dentro refleja su actitud ante la vida", dice un íntimo amigo del torero para Informalia.
Y el que asesora a la Carrasco, según este confidente, no es otro que el mismísimo Fidel Albiac. Pero más allá de las especulaciones sobre las malas artes del marido de Rociíto, es importante resaltar las declaraciones que hizo GloriaCá en 'Ya son las Ocho' hace un par de días: "A veces ni quiere salir. Le hacen daño estas cosas", dijo sobre su padre, muy afectado tras las durísimas palabras de Rocío Carrasco en televisión.
En este momento, la única ilusión del diestro es la de volver a disfrutar de su hijo, José Fernando. Al parecer, está previsto que abandone el centro en el que permanece ingresado el próximo verano, una noticia que habría llenado de alegría a la familia.