Desde que se hiciera público el romance entre Enrique Ponce y Ana Soria, la vida social de ambos se ha visto reducida a su entorno más cercano. Atrás quedaron los fiestones plagados de famosetes a los que solía acudir el torero junto a Paloma Cuevas o las visitas continuas a los mejores restaurantes del país. Ahora, el diestro y su chica tienen una rutina de jubiletas difícilmente entendible.
Viven en Almería, alquilados en un pisazo bien ubicado, y suelen pasear con su mascota por las inmediaciones de su urbanización. A veces van a la compra, a la peluquería o a tomar café al bar de la esquina, pero poco más. Por lo que parece, la pareja lleva una vida tranquila y sin lujos. Pero claro, una vez al año tampoco hace daño.
Este fin de semana, Ana Soria abandonó su romántica rutina junto al torero durante unas horas para salir a pasárselo pipa con unas amigas. Según publica La Razón, la muchacha se reunió con ellas en una casa de Almería y después salieron a comer a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. ¡Ah! Y por supuesto, no faltó el postureo en Instagram.
Aunque Soria aparente llevar una vida de cincuentona 'máxima', lo cierto es que todavía tiene energía para salir de picos pardos como buena veinteañera. Eso sí, el tema de conversación no sé cuál será. Mientras sus 'coleguis' charlan sobre sus ligues del fin de semana, puede que Ana se limite a mandar corazoncitos a su churri a través de WhatsApp. ¡Já!