Como diría la Jurado, 'se les rompió el amor'. Patricia Pardo es uno de los rostros conocidos de 'El Programada de Ana Rosa' y aunque su vida privada nunca ha trascendido, la revista del saludo ha hecho público su divorcio. Tras siete años de matrimonio junto a Fran Márquez, un policía calvete con cierto parecido a Kiko Matamoros, la pareja ha decidido tomar caminos separados.
Primero fue Joaquín Prat y ahora es Patricia Pardo. No sabemos qué sucede en las instalaciones de Mediaset para que, de golpe y porrazo, media plantilla de 'El Programa Rosa' se reincorpore al mercado de la soltería. La co-presentadora del formato, Patricia Pardo, descubrió durante la pandemia que su convivencia junto al padre de sus hijas no era viable. En junio, la pareja firmaba el divorcio.
Ostras, pues sí que estaban mal estos dos. En cuanto han tenido que verse el 'gepeto' 24 horas al día durante un par meses, la cosa ha terminado explotando. Y si a ello hay que sumarle la presencia de dos niñas (sus hijas) en casa, pa' que quieres mas. ¿El resultado?, un divorcio express y una Patricia Pardo que vuelve a estar soltera.
Fran Márquez y la periodista se casaron en 2014 en Baluarte de los Mártires (Cádiz), la tierra natal de él. Márquez es campeón de España de Rugby, le gusta jugar al póker y está cuadrao' como un armario, pero sus músculos no han logrado sostener su matrimonio. Son padres de dos niñas preciosas, Aurora y Sofía, de cinco y tres años.
Patricia Pardo es una comunicadora de las de verdad, de las currantas. Nació en Santiago de Compostela, estudió Periodismo y pertenece a una familia que nada tiene que ver con el mundillo de la televisión. Sus padres son propietarios de un cadena de tiendas textiles, de ahí la afición de la presentadora de colgar modelitos en Instagram sin parar.
Físicamente la muchacha tampoco pasa inadvertida, ya que supera el metro ochenta de altura. Vamos, esta tía es la Pau Gasol de Telecinco. Las malas lenguas comentan que los meteorólogos de Mediaset consultan a Patricia sobre posibles tormentas, ya que siempre es ella la primera en sentir la lluvia sobre su cabeza. ¡Já!