Yo, a veces, entiendo que los productores llamen tonta a Megan Fox, la verdad. Porque es que esta mujer, no sé si en su vida normal será así. Igual esto solo se trata de una estratagema publicitaria para anunciarse de manera gratuita pero, la imagen que está dando a los medios de comunicación es de una morena (las rubias han encontrado en Megan un apoyo) con menos neuronas que una cucharilla de café.
Yo antes solía pensar: no, pobre, es que es tan suya… Ni de blás. Esta mujer es así en todos los aspectos de su vida, por gracia o por desgracia. Esta vez, la perla que nos ha confesado es su pánico a volar. Sí, tiene miedo a volar, fíjate tú que novedad. Eso es normal, es más, a más de un 30% de la población le pasa. Pero lo asombroso es el método que Megan Fox emplea para no agobiarse cuando está sobrevolando el océano Atlántico.
Escuchar a Britney Spears. Sí, ese es el remedio infalible contra volar a más de diez mil metros de altura sobre la faz de la tierra. Y ¿a qué conclusión ha llegado el pequeño cerebelo de Megan Fox para encontrar racional semejante método?:
“Sé con seguridad que mi destino no es morir escuchando un disco de Britney Spears. Así que siempre que vuelo llevo a Britney en el I-phone, porque sé que el avión no se estrellará mientras suene su música.”
Solución: mañana mismo le mando un mensaje a Iberia diciéndole que reparta folletos informativos con esta máxima a todos sus pasajeros y, durante todo el trayecto, que pongan Circus a toda pastilla, que Womanizer nos hará inmunes a todos nuestros problemas de alturas…
De verdad que estoy deseando poder cenar un día con esta chica, creo que me lo pasaría teta oyéndola hablar.
Vía | Los 40 principales
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