Ya no queda nada para el gran día. Tamara Falcó e Íñigo Onieva se darán el sí quiero el próximo 18 de julio en el palacio de El Rincón y, a modo de pre-exclusiva, han concedido una bonita entrevista a la publicación del saludo. Se trata de una charla amable, blanca, sin demasiada sustancia. Hablando mal y pronto, no tiene chicha ni limoná. Sin embargo, hay un detalle ciertamente destacable: han hecho un ofrenda para pedirle al redentor que tenga clemencia.
Una vez más, Tamara nos sorprende con una de sus excentricidades cristianas. Al parecer, la marquesa teme que algo falle en su enlace. Quiere el bodorrio perfecto, pero teniendo en cuenta algunos antecedentes, lo cierto es que el miedo de Tamy está justificado. La llaman 'la boda gafada', y no es para menos.
En los últimos meses, los disgustos se le han acumulado a la hija de Isabel Preysler. Sufrió un esguince que la obligó a llevar muletas, después contrajo un virus estomacal y más tarde perdió su vestido de novia tras discutir con la firma 'Sophie et Voilà'. Un cúmulo de circunstancias a las que podríamos sumar la peor de todas: los besos de Onieva con otra mujer en aquel festival maldit.
Para evitar más desgracias, los tortolitos han decidido curarse en salud llevando una cesta de huevos a las monjas de Santa Clara. Evidentemente, fue idea de Tamara. Al parecer, dicha ofrenda les aseguraría disfrutar de un día sin tormentas (en el sentido más literal). Es decir, que quieren sol el 18 de julio y esta es la fórmula divina para conseguirlo. "¡Dos docenas y ecológicos!", dice entre risa Íñigo en su charleta con Hola.
Fotos: Gtres / Portada Hola