El cocinero y su mujer no pasan por su mejor momento. Desde que la pandemia del coronavirus azotase nuestro país, la mujer de Karlos Arguiñano no ha vuelto a pisar la calle. Tal y como asegura el propio cocinero, está siendo un proceso "duro" y "muy largo" que, a juzgar por sus palabras, parece que no terminará pronto.
El miedo se ha apoderado de Luisi Ameztoy, la inseparable esposa de Arguiñano. Aunque el cocinero ha conseguido volver a su rutina y a su trabajo, su mujer continua con atemorizada por el virus que todavía hoy termina con la vida de muchos en varios rincones del planeta.
El pánico a contagiarse ha impedido que Luisi recupere su rutina diaria. Era una mujer de casa y de familia, preocupada por sus nietos y con energía para sacar su hogar adelante, pero el temor a contraer el virus la mantiene inmóvil. "Se nos está haciendo muy largo, esta historia está siendo dura de verdad. Luisi, mi mujer, no sale de casa por la pena", asegura el cocinero.
Con pena, Arguiñano recuerda cómo era su vida hace algo más de un año. "Mi mujer ha sido capitana toda la vida", dice en referencia a la energía que siempre ha tenido. "Ahora, que voy para los 73, ya os aviso, y más concretamente en este momento. Aprovechad cada minuto de vuestra vida. No dejéis nada para mañana", reflexiona.
Además, tanto Karlos como su mujer llevan más de un año sin ver a sus nietos. Aunque la familia vive en la misma ciudad, el pánico de Luisi ha impedido que vuelvan a reunirse como antes lo hacían.