La boda del año tenía lugar ayer en uno de los municipio más encantadores del país, Jávea. Allí fue donde hace cinco años, Marta Lozano y Lorenzo Remohí se cruzaban por primera vez. En aquel entonces, ella era una jovenzuela más entre tantas otras. Se enamoraron, comenzaron su historia y, ayer, el sueño de ambos se hizo realidad: convertirse en marido y mujer hasta que la muerte (o el divorcio) los separe.
La ceremonia se celebró en la Iglesia de San Bartolomé, donde se agolparon cientos de adolescentes que solo deseaban contemplar a su musa. Varios policías acordonaron la zona e instalaron vallas para impedir el paso de cualquier mortal con menos de 100.000 seguidores en Instagram. Y es que Marta es famosa, pero sus invitados no se quedaban atrás.
La 'jet set' del postureo estaba allí, en la boda de Martita. Laura Matamoros, Dulceida, María García de Jaime y Tomás Páramo, Laura Escanes, Teresa Andrés o la mismísima María Pombo no faltaron al boborrio del momento. Como buenas 'influencers' máximas, se alojaron en una villa de lujo y fue allí donde se cambiaron antes del enlace. Una legión de maquilladores se trasladó hasta el casoplón, borraron las ojeras pre-boda de las 'instagrammers' y entonces comenzó el evento.
La ceremonia, de ensueño. Marta lució un diseño de Lorenzo Caprile que ni la mismísima Terelu en la 'Sálvame Fashion Week'. La muchacha estaba espectacular, y así pudo apreciase en el directo de la revista del saludo. Como no podía ser de otro modo, Martita y Lorenzo sacaron tajada de su boda emitiéndola a través de Hola.
Después llegó el banquete, que tuvo lugar en el restaurante Casa Benigalip de Pego. El sitio era espectacular, a juego con los modelitos de sus invitados. El menú, sin embargo, algo escueto. De primero ternera en salsa y para terminar un milhojas de crema. No hubo más. Marta y Lorenzo eran conscientes de que la mayor parte de los invitados tenían que cuidar su tipín para el verano y decidieron ponerlos a régimen.
Más allá de lo que comiesen los asistentes, lo cierto es que el bodorrio fue espectacular y sorprendente a partes iguales. Parecía un cuento de hadas, pero hubo un detalle del que nadie parece haberse percatado: el novio de Marta Pombo no estaba por allí. Luis Zamalloa, el dentista guapérrimo con el que la mayor de las 'Pombashian' rehizo su vida no acudió al evento del siglo.
Marta estuvo sola, o mejor dicho, con su barriga. Sorprendentemente, Luis decidió acudir a la despedida de soltero de uno de sus amigos y dejó plantada a su churri. Eso sí, la muchacha estuvo arropada por su hermana, su cuñado y el mogollón de 'influencers' que se dejaron ver por allí.
Puede que Luisito y la Pombo acordasen acudir a sus respectivos compromisos, aunque existe una teoría bastante más divertida: puede que Zamalloa se negase a acudir a la boda al saber que el ex de su churri, Luis Jiménez, también estaría allí. Aunque no publicó absolutamente nada en rede sociales, sabemos a ciencia cierta que estuvo allí, en Jávea, celebrando el amor de sus amigos.