Manuel y Lucía se han despedido para siempre de 'La Isla de las Tentaciones' con más drama que en una temporada entera de 'Cuéntame'. Que si Lucía perdóname que he sido muy Draco Malfoy (malo) contigo, pero me quiero ir con Fiama; que si Manué has sido un sinvergüenza que no puedes tener la manita relajá ni aunque te la amputen...
En fin, un simposio de reproches durante media hora de hoguera de confrontación que ha acabado con Lucía cogiendo el petate de solipandi con un vuelo directo a España (la envidia del Rey Emérito ahora mismo) y con Fiamita cogida de la mano de Manuel para tocar las palmas (que es como ellos llaman al folleteo) un par de veces más antes de que ella le dé a él la patada final, necesaria en todo show flamenco.
Antes de irse, Manuel ha querido dedicarle unas palabras a la maestra que ha controlado el patio en los recreos/hogueras aunque, por mucho cariño que tenga, no piense leerse su libro (a no ser que se lo regale firmado o tenga versión audiolibro). Y es que Sandrita es su "flesh vainí tutti fruti chocolate cacahué" signifique lo que signifique.
Sandra Barneda le ha reñido, se ha "desorinado" de la risa con él, ha visto a Manuel sufrir (por no llevar el pelito bien puesto), disfrutar, ha oído "el sonido de sus placeres" (como diría Melyssa) ¡Incluso tuvo que castigarle mirando a la pared donde no se ven las imágenes por ser un gamberro! Y todo eso lo ha sabido valorar Manolito el cariñoso.
Antes de coger a Fiama de la mano para hacer el camino de las antorchas rumbo al puerto de la isla donde zarpa el amor, Manuel se ha dirigido a la presentadora: "Me voy a acordar de ti toda la vida, Sandra", le ha dicho mientras que la Barneda le miraba como esa profe que ve a su alumno más petardo aprobar su asignatura en septiembre.
"Manuel, espero que te acuerdes de mí para bien", le ha contestado Sandra Barneda con esa sonrisilla tan tierna que no ha podido evitar que se le escapara en varios momentos de esta edición, sobre todo con su ojito derecho, Hugo. Como sea niño el bebé que espera con Nagore, fijo que le llama como él.
"Te voy a llevar aquí toda la vida. Adiós, Zandra, hija", ha rematado Manué esta triste despedida llevándose la manita al corazón y lanzándole un beso a la maestra de follimonias.
