Las comidas familiares de Kiko Matamoros deben ser divertidísimas, porque a él jamás le podrán decir eso de "te veo igual que siempre, campeón". Cada cierto tiempo es hora de darse una buena restauración, y ayer enseñó en 'Sálvame' cómo ha quedado de la última.
Tras cuatro horas en quirófanos, ayer se cumplían 13 días desde que se operó. Y no ha sido solo un retoquito, porque ya que se pone, aprovecha. Y el señor llegó montando el espectáculo: en una ambulancia y completamente tapado... Hasta que en plató se descubrió.
Vayamos por partes: primero se ha hecho una pequeña incisión en el lóbulo, además de una blefaroplastia para quitarse el exceso de piel de los párpados. Pero lo fuerte queda por venir...
Por una parte, se ha extraído las glándulas mamarias, "porque es algo que tiene el hombre, que no cumplen ninguna función biológica y lo que te puede producir es un cáncer de mama", que también —aunque en menor medida— padecen los hombres. Además es una cirugía, según él, "importante para que en el pecho se vea el músculo".
Según su testimonio, estos retoquitos no duelen nada, pero "lo que sí es molesto es lo del abdomen". ¿Y qué se ha hecho ahí? "Una liposucción, que me han quitado una barbaridad de grasa, yo no creía que tenía tanta, tres litros". Y, después de esto, para que quede todo más redondo, una marcación abdominal.
En la marcación abdominal, como él mismo explica, "te colocan unos tubos que tienes durante 21 días, que te oprimen y marcan tu abdominal natural". "Esto es un proceso de seis meses hasta que está fetén", aclara.
Y no se corta a la hora de enseñarnos la fotografía del post-operatorio. Fotografías que han causado sensación entre sus compañeros... Sobre todo en Lydia Lozano, que a punto estuvo de echarnos la papilla sobre la mesa. Hasta se tuvo que levantar para darse un paseíto por el plató abanico en mano. Te entendemos, Lydia. A nosotros también se nos queda el cuerpo blando después de ver esto...
Imágenes | Mediaset