La paranoia de Isabel 'Rábano' ha llegado a un punto indescriptible. La periodista no ha encontrado su hueco en 'Secret Story' desde que comenzase el concurso. Le molesta absolutamente TODO. Las bromas de Adara, el ruido, las fiestas, los comentarios y hasta la propia respiración de sus compañeros. Isabel es el ser más rancio de la casa, y por si cabía alguna duda al respecto, ha vuelto a demostrarlo con su última intervención en directo.
La ex 'amigui' de Alba Carrillo lleva días quejándose por cualquier mingada. La última, concretamente, fue la broma que Adara hizo con la pintura. Molinero se pringó las manos y jugueteó con ellas hasta posarlas sobre la cabellera de Cynthia e Isabel. Sí señor, la churri de Rodri Fuertes manchó a la Rábago, y como no podía ser de otra manera, se puso histérica e incluso llego a pedir la expulsión de su rival.
Tras lo sucedido, Carlos Sobera (el único coherente de la cadena), se atrevió a darle un toque atención a Isabel por su reacción. A juzgar por el presentador, fue desmedida y estuvo desacertada. Pero lejos de disculparse ante la audiencia, la Rábago se hizo la víctima y se empeñó en abandonar el concurso en mitad de la gala.
Sobera, asustado por la pataleta de Isabel, conectó de nuevo con los concursantes para preguntar qué pasaba. "Estoy super disgustada, no es un buen momento. Me he sentido mal" repondía la Rábago fingiendo derramar alguna lágrima. Y tras la insistencia de Carlos, terminó explotando: "Me da la sensación de que a esta señorita se le está permitiendo absolutamente todo"
"Lo que me duele es lo que recibo por su parte. No tengo nada en contra de Adara pero es una señora que lo primero que hace es burlarse de mi apellido. Si estoy equivocada lo admitiré, pero no me parece normal que se le permita todo", decía Isabel muy consciente de la peligrosidad de su discurso.
"Es Adara Molinero y yo soy Isabel Rábago, no hay que permitirle todo. Es como el niño que está en clase y se recochinea. Es un infantilismo absoluto", dijo Isabel sobre el comportamiento de Adara. Al escuchar estas palabras, Sobera se limitó a cortar la conexión al comprobar que la Rábago solo tenía una pataleta de las suyas. Qué paciencia...