El vestido de Tamara va viento en popa y a toda vela. En Nueva York, un equipazo de diseñadores y costureros trabajan a la velocidad del rayo para conseguir el objetivo: que la Falcó brille cual estrella el día 8 de julio. Al parecer, todo está en orden. No hay retrasos ni problemas de última hora. Todo fluye al gusto de la novia. Su madre, doña Preysler, la que siempre tiene la última palabra, también ha emitido su veredicto.
Lo que diga Isabel va a misa. Esa es la regla de oro en Villa Meona. No hay vestido, mantel o vajilla que no pase por los ojos de la Preysler antes de utilizarse. Ella es no solo es la reina de corazones, también es experta en moda y su criterio parece el único válido, al menos para Tamy.
Tal y como ha revelado la propia Tamara, ha regresado a Nueva York para ultimar lo detalles de su vestido. Su madre ha viajado junto a ella y, al parecer, está contenta con lo que vio: "Está quedando super bonito. Mi madre lo ha aprobado con entusiasmo", aseguró en 'El Hormiguero'.
"Hay 19 personas haciendo los encajes a mano. Estoy encantada con ellos porque están haciendo lo imposible para terminar el vestido en un mes... Creo que no tengo que volver a Nueva York, la siguiente prueba es Madrid pero no lo sé con seguridad", comentaba.
Fotos: Gtres /El Hormiguero