Christofer es esa persona con la que la mala suerte se ha cebado demasiado, como lo ha hecho con el 2020. "La relación con Fani está rota pero no lo veo", comenzaba diciendo en su entrevista más dura en televisión... Bueno, eso sin contar aquella en la que hizo frente al famoso "¡Estefaníaaaa!" (marca registrada por ellos mismos), en la que tuvo que ver como Rubén y Fani tonteaban en su jepeto al sacar un alto grado de compatibilidad y todas las demás que ha concedido en Telecinco (porque por muy triste que sea, al pobre tampoco le llaman de la "Cadena Triste").
El pasado viernes Fani y Cristopher hubieran hecho ocho años de relación, sin embargo, no sabemos si se pueden seguir llamando pareja, por eso él ha acudido al programa que comparte apellido con las patatas en gajos del McDonald's para aclararlo. "Fani me pidió un tiempo y yo no se lo quise dar, fui egoísta. No se lo quise dar por miedo", ha dicho Christofer asegurando que hace unos días que ya no vive con ella, sino con su hermana.
Ahora mismo la relación está fría y destruída, como cuando metes una litrona de cerveza en el congelador y se te olvida que está ahí: acaba explotada y hecha hielo. "Lo intentamos llevar bien por lo que tenemos en común", ha dicho el cornudo de España por 'La Isla de las Tentaciones' con un halo de esperanza al confesar que sigue ejerciendo como padre del hijo de Fani: "si me apetece llevarlo al cine, me lo llevo".
Ante la preocupación generalizada por la pérdida de peso de Tristofer, el prota de la noche con los invitados más low cost de los que se recuerdan ha desvelado que, cuando lo pasa mal, se le cierra es estómago. "No puedo comer por culpa de mi crisis con Fani", ha dicho con el vidrio de la cerveza explotada en los ojos.
Además, por si fuera poco, ha tenido que presenciar cómo Rubén Sánchez asistía al programa para comentar la última hora del reality que le lanzó al estrellato del trospidismo y que le ha salvado la temporada sin esos bolos en los que le pagaban por nada.