Íñigo y Tamara vuelven a ser pareja. Parece un chiste, una cuento chino, pero no. La Falcó y aquel hombre que la dejó ridículo delante de toda España han limado asperazas y son de nuevo uña y carne. Tal y como confirma la revista del saludo, el milagro navideño se ha producido y la marquesa ha vuelto con el príncipe que resultó ser rana.
Juró y perjuró que aquello jamás sucedería, pero las cosas del amor no entienden de promesas. El corazón de Tamara late fuerte por Onieva, y él, ahora convertido en fiel servidor de Dios, ha logrado convencerla de que no habrá hombre en la faz de la tierra que la haga tan feliz.
Sin duda alguna, la estrategia de Íñigo hay que aplaudirla. El tío ha conseguido lo que todos creíamos imposible. Tras pegarse el lote con otra, mintió Tamara delante de toda España y negó cualquier acusación. Después salió a la luz el pastel, la marquesa lo mandó a freír churros y ahora, como si de un milagro se tratase, vuelen a ser una pareja unida.
Pero, ¿qué leches ha hecho Íñigo? ¿La ha embrujado? No, pero casi. Al parecer, el muchacho ha cambiado las noches de fiesta por horas de oración y penitencia. El pasado 24 de diciembre fue a la Misa del Gallo junto a Tamara, y el 31 de diciembre, después de las uvas, se presentó en casa de la Preysler para terminar de conquistar a su amada.
Tras varios meses pico y pala, lo ha conseguido. Onieva ha recuperado a la marquesa que tan buena repercusión social le brindó. Tal y como confirma LOC, "Íñigo lo estaba pasando muy mal" al comprobar que su amada estaba liada con Hugo Arévalo, y por arte de magia, ha conseguido que Tamara vuelva a sus brazos dejando a Hugo en la estocada.