Olga Moreno ha vuelvo a irse de la lengua. "Olvídate de todo y haz tu concurso", le aconsejó Rocío Flores antes de viajar a Honduras. Pero la mujer de Antoniodá ha hecho oídos sordos. La que parecía una víctima colateral de los conflictos familiares de los Flores-Carrasco, ha demostrado ser la que cortaba el bacalao. Y entre cuchillada y cuchillada, se le escapó alguna pullita para la hija de la Jurado.
Una vez más, Olga Moreno se ha echado a llorar como si no hubiera un mañana. Al principio, lo achacábamos a las "consecuencias" de pasar hambre y demasiadas horas al sol, pero esto se pasa de castaño oscuro. La concursante parece haberse propuesto ganarse a la audiencia a través de sus lágrimas y los discursitos continuos sobre el gran corazón que tiene su marido.
Ahora, Olga ha decidido poner a Rocío Flores por las nubes para dar un pasito más en su intento por salvar la reputación de su churri. "Yo de lo que tengo muchas ganas es de dar un abrazo a mi marido, pero antes que con él hablaría con Rocío. Ella es la que peor lo está pasando porque no estoy allí, estoy segura. Su pena siempre ha sido dejar a su hermano cuando vino a Honduras".
"Yo le he dicho muchas veces que la quiero y que la amo. Yo la he regañado mucho y he estado mucho encima para que se haga una mujer", asegura Olga sin pensar en las consecuencias mediáticas de sus palabras. "No le he demostrado lo mucho que la he necesitado y lo bien que se ha portado".
Finalmente, Olga volvía a rajar, entre lágrimas, sobre el hijo de la Carrasco: "A lo mejor es porque la veo más fuerte a ella (a Rocío) y a él más débil. Pero no se pone celosa, al revés, de verme con su hermano así. Yo soy Dios para ella". Olguita, has vuelto a cubrirte de gloria.