Enrique Ponce y Ana Soria viven en un cuento de Diney sin final. Están enamorados hasta la médula, comparten espacio las 24 horas del día y, como no podía ser de otro modo, hacen planes de lo más romanticones cada fin de semana. Este domingo, en concreto, pasaron el día entre vacas, caballos y mucha carantoña de lo más empalagosa.
El amor sin límites existe,y la prueba son ellos. Ponce y Soria parecen vivir ajenos al mundo exterior. Ellos respiran, caminan y se alimentan con el único objetivo de amarse mutuamente durante muchos años más. Están enchochados hasta decir basta, y Enrique, como buen noviete, incluso se atreve a impartir clases privadas de toreo para su churri.
Sí señor, es real. Además del novio perfecto, Enrique parece ser el profesor idóneo para su chica. Ayer, la joven aprendió a mover el capote gracias a los consejos de Ponce, e incluso se atrevieron a torear una vaquilla entre los dos. Ana, más feliz que una perdiz, compartió el momento a través de Instagram.
Además, la eterna estudiante de Derecho demostró ante sus miles de seguidores ser una estupenda amazona. Sabe montar a caballo, adora el cabalgar por el campo y sentir el viento en su melena.