Las cosas no están pa' tirar cohetes entre Enrique Ponce y Ana Soria. De colgar fotitos empalagosas en Instagram e inundar Tik Tok con vídeos de lo más ridículos, la pareja ha pasado a llevar una vida aburrida hasta decir basta. De casa al Carrefour y del Carrefour a casa. Ni salidas nocturnas, ni fiestas con amigos ni diversión alguna. La cosa entre Soria y el torero parece estar más mustia que la melena de María Teresa Campos.
Se veía a venir. Tal y como adelantó Poprosa, la vida de Ponce y Ana Soria ha cambiado de manera radical. Al principio todo eran fuegos artificiales. Paseaban en barco, se empotraban en cualquier playa y hasta salían a cenar con los amigos de ella. Había pasión, deseo y mucho postureo pegajoso en redes sociales.
En este momento, entre Enrique y Ana hay una falta de coordinación absoluta. Cansado de la rutina, Ponce ha decidido volver al ruedo y lo hará en América, lugar al que su todavía novia no le acompañará por continuar con sus estudios. Tal y como asegura La Razón, el torero y Soria atraviesan su mayor crisis hasta la fecha.
"La crisis existe, Enrique no acaba de adaptarse a la vida aburrida en Almería y Ana espera un sí por respuesta a su intención de casarse con Ponce, un sí que brilla por su ausencia", asegura una fuente al mencionado portal. "Además, el regreso de Enrique a los ruedos no gusta nada a su novia. Ella esperaba que su retirada fuera definitiva, y no es así".
Vaya percal, Maricarmen. Parece que Anita quiere pasar por el altar y Ponce, al ser consciente de que las cosas no van por buen camino, se resiste a hincar rodilla ante su chica. Aquí huele a ruptura desde lejos... ¿Conseguirán unificar sus caminos? ¿O terminarán como el rosario de la Aurora?