Los Matamoros vuelven a estar en el punto de mira. Ayer, don Kinkón se rompía en 'Sálvame' como nunca antes lo había hecho, como un bebé. ¿El motivo? El cumpleaños de su hija Anita, con la que no tiene relación desde su separación de Makoke (alias la fiestera máxima de España).
Como era de esperar, Paz Padilla le preguntó a Kiko Matamoros si había felicitado a su hija. El colaborador se negaba a hablar del tema en un principio, después terminó alterándose y, finalmente, tuvo que abandonar el plató entre lágrimas. "No voy a consentir que nadie, por muy bien que se crea que haga las cosas, me desprecie a mí o a mi pareja, no voy a pasar por ahí", advertía Kiko en referencia a su hija.
"Las he pasado putas en un quirófano y nadie me ha preguntado cómo he salido. Esperas una llamada de alguien y no se produce nunca. Cuando ves esa falta de apego dices, pues vale", decía Matamoros minutos antes de romper a llorar y abandonar el plató.
Y mientras tanto, por muy surrealista que parezca, su hija Anita era ajena a toda esta movida. Makoke, ella y un grupo de amigos se encontraban en Marbella pasándoselo teta, bebiendo copas, comiendo tarta y disfrutando de un chiringuito de lo más lujoso. Vamos, que Anita estaba de 'jajas' cuando su padre se hundía en 'Sálvame'.
Makoke, parte importante de esta historia, tampoco parecía demasiado preocupada por el asunto. De hecho prefirió pasarse la noche bailando por sevillanas y bebiendo algún gin tónic, que nunca viene mal. ¡Ay madre, qué panorama!