Anabel Pantoja ha regresado a Mediaset como jamás la hubiéramos imaginado. Ahora es una una mujer serena y equilibrada. De paso firme y decisiones reposadas. Atrás quedaron los Panto-escándalos, el llanto sin consuelo y la ansiedad que la obligaba a zamparse una caja entera de Manolitos. La sobrinísima ha madurado, y 'Supervivientes' ha tenido mucho que ver en eso.
El propio Jorge Javier, al recibirla en el 'Deluxe', se mostraba anonadado al tener delante a una Pantoja que no conocía: "Creo que no vas a volver a trabajar en Sálvame", se atrevía a baticinar al ver a una Anabel tan serena. Ella, radiante y feliz, aseguraba estar en uno de los mejores momentos de su vida: enamorada, ajena al qué dirán y con la única preocupación de cuidar a los suyos.
La prima de Kiko Rivera demostró que 'Supervivientes' le ha cambiado la vida, y Yulen, el morenazo del que se enamoró en la isla, forma parte de su transformación. Desde España fuimos testigos de su primer roneo, de sus primeras caricias y hasta de su primera manola a la intemperie. Aquel momento no fue especialmente romántico, pero ayer, la Pantojita habló de su primera vez con el esgrimista al abandonar Honduras.
"Sin caca en el cuerpo, él sin gafas y yo depilada", decía entre risas. Jorge, deseoso de saber todos los detalles, insistía. Y Anabel, siempre a favor de obra, rajaba sin pudor: "Fue un poco raro. Mejor de lo que me hubiera imaginado", comentaba nerviosa.
Pero lo importante más importante, sin duda alguna, es la decisión que ha tomado Anabel a sus 36 palos: congelará sus óvulos para poder ser madre cuando le venga en gana. Con o sin Yulen. Sola, acompañada o en grupo. La Pantojita no quiere perder la posibilidad de ser mamá y lo tiene claro: "Por lo que pueda pasar, por si dentro de un par de años quiero ser madre".