La relación entre Ortega Cano y Ana María Aldón se ha ido al garete. Tras varios meses de distanciamiento, el matrimonio parece haberse roto por completo. No comparten cama, sofá, ni baño. Viven separados y, a juzgar por las últimas informaciones, ni si quiera se dirigen la palabra. La exfrutera y el torero están al borde del abismo, y todo apunta a que los papeles de divorcio podrían estar al caer.
Ortega Cano pidió encarecidamente a su esposa que cerrase el pico en televisión. Está hasta el capote de escuchar su nombre en los platós y no soporta que se aireen sus movidas familiares, pero Aldón, adicta a la facturación sin esfuerzo, no supo poner el freno. Le pudo la pasta, la tele o ambas cosas. Ella adora salir en pantalla, hablar de su vida y cobrar por ello, y aunque su marido no este de acuerdo, seguirá haciéndolo.
Aldón continuó rajando en la caja tonta y la crisis en su matrimonio aumentaba por momentos. Ahora, todo parece haber estallado. Ya no hay nada que hacer entre los que un día se amaron, o al menos así lo aseguraba Kike Calleja en 'Sálvame': "Se marchó a un hotel, estuvo tomando algo solo, subió a la azotea. Como si no pasara nada, creo que lo tiene asumido. Estuvo solo. Haciéndose fotos con gente", decía sobre Ortega Cano.
El pasado martes, Aldón abandonaba su casa de Costa Ballena para regresar a Madrid. Y el torero, casualmente, salía entonces de su domicilio para hospedarse en un hotel. ¿A qué se debe este movimiento? Fácil y sencillo: el diestro y su todavía esposa no quieren verse las caras. Además, según el reportero del programa de las frutas, "Ana María le ha dicho a una persona muy cercana que su matrimonio está completamente roto, que no hay solución y que no aguanta más".