Bueno, bueno, pero qué mal rollo ¿no? ¿Que es esto de que se casen en Mónaco y no nos inviten a la boda? Vale que igual las pocas veces que han participado en Eurovisión no les hayamos dado ni un mísero punto pero de ahí a hacernos el feo de quedarnos a ver la boda en casa con la tele… yo soy el Rey y estos no vuelven a pisar una playa española en lo que les queda de vida, hombre ya. Pero lo mejor no es eso, lo divertido es que con los protocolario que es todo en estos casos, que para cada plato hay un tenedor y para cada problema una excusa, yo me estaba devanando los sesos para intentar adivinar porque no había sido invitada la familia Real a la boda.
Letizia, que viste que da gusto y anima cada fiesta con sus vestidos, el príncipe que igual no es muy hablador pero el tío tiene percha, la Reina y sus vestidos de princesa que enamoran a todo el que los ve… y que leches, ¡Qué a los españoles nos gustan más las bodas reales que los chiringuitos de la playa! Si nos hubiesen invitado yo sería el primero que un vistacito le echaba pero después de esto, creo que voy a agarrar mi toalla y la bolsa de la playa y me voy a ir a la piscina. Y que les vaya bonito a estos dos payasos.
Pero creo que sinceramente ya he encontrado una razón bastante lógica de porque no estamos invitados a semejante sarao: no nos caemos bien mutuamente y eso queda bastante claro. Primero aclarar que era el rey de España quien figuraba en la lista de invitados. Se casa un jefe de estado y las invitaciones se cursan al mismo nivel pero ya sabemos que Don Juan Carlos no es muy de bodas y aunque lo fuera no le veo yo yendo solo.
De hecho, en un principio Felipe y Letizia tampoco fueron invitados a la boda entre Kate Middleton y el príncipe Guillermo de Inglaterra pero finalmente lo hicieron porque la Zarzuela hizo un esfuerzo protocolario para que hubiese representación española en la boda británica. Ahí sí que nos interesaba figurar y movimos hilos para hacerlo, siendo al final todo un error que se subsanó con una entrega en mano de la invitación parte de la Casa Real Británica y unas merecidas disculpas por el error. Pero a estos… a estos ni agua les vamos a pedir.
Al rey lo de la rodillas y las muletas le han salvado. Está convaleciente de su operación así que se queda en casa tan a gusto sin tener que pasar calor ni bochorno con estos dos de boda. Y es que las dos casas reales no se llevan muy bien y todo viene de a raíz ¿sabéis de qué?: pues de las Olimpiadas para los juegos del 2012 y Alberto de Mónaco y su actitud preguntona (por no decir toca pelotas) en la selección de la ciudad candidata para los juegos de 2012 que nos hizo quedar como unos papanatas.
Y si seguimos mirando para atrás, también fue sonada la llegada en solitario de Carolina de Mónaco a la boda de los príncipes de Asturias mientras su marido se reponía en el hotel de una borrachera diga de campeonato. Ahí es cuando se puso de moda lo de llegar a lo Alberto de Mónaco a las bodas (después de la ceremonia y justo para comer, que así cualquiera se apunta). En fin, que sean felices y no se atraganten con el estofado, la carne o lo que quiera que coman. Yo ese día pienso ponerme muy moreno a su salud, faltaría más.
Foto | Gtres, globovisión
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