Las cosas no están bien entre Felipe y Juan Carlos. Padre e hijo se han visto enfrentados en innumerables ocasiones a lo lardo de sus vidas, y ahora, cuando parecía que las aguas se habían calmado, el conflicto se aviva de nuevo. Al parecer, el emérito, harto de estar rodeado de turbantes, ha decidido viajar a Sanxenxo sin el permiso de su retoño.
Don Juan Carlos está hasta la mismísima coronilla. No puede más. Después de tres años exiliado en Abu Dabi, el que fuera monarca ha decidido tomar sus propias decisiones, le pese a quien le pese. Zarzuela y Moncloa tiemblan con solo pensar en nuevas polémicas, pero al yayo de Victoria Federica, al igual que a su nieta, le da todo igual.
Quiere venir a España, participar en la regata que tanto adora y ponerse tibio a pulpo en los mejores garitos de Galicia. Está deseando apoyar el codo sobre la barra de un bar, mojarse el morro con la espuma de una caña bien tirada y degustar después un jamón ibérico de los que se pegan al paladar. Tan solo imaginar su regreso le emociona, y lo tiene decidido: el 19 de mayo estará en Sanxenxo, tal y como aseguró Juan Luis Galiacho.
Felipín, más cabreado que nunca, ha roto el buen rollo que mantenía con su padre: "Don Juan Carlos lleva una semana de enfrentamientos directos con el rey Felipe VI, esa comunicación que había con anterioridad se está rompiendo", ha asegurado Galiacho en Cuatro al día. "Me cuentan que cada tres días hay un enfrentamiento bastante duro".
Además, el emérito pretende acudir el día 6 de mayo a la coronación de Carlos III en Inglaterra, algo que no ha gustado un pelo en Moncloa. Tal y como publica Informalia, Sánchez ha puesto una condición a don Juan Carlos: debe disculparse públicamente si quiere participar en actos mediáticos.