Iñaki Urdangarin está en el punto de mira. Cuando su relación secreta con Ainhoa Armentia salió a la luz, la prensa de medio mundo se hizo eco de semejante bombazo, y hasta hoy. El tema jamás ha abandonado la actualidad. La infanta Cristina y el hombre que la engañó son noticia cada día del año, y ahora, a las puertas del divorcio definitivo, los titulares sobre ambos son imparables.
La infanta está triste, Iñaki espera con ansia su compensación económica y los hijos que comparten no abren el pico. Solo Pablo, el guaperas oficial de la casa, se ha pronunciado ante los medios para deleitarnos con su belleza. El chaval tiene sonrisa Trident y unos abdominales de infarto, pero hablar, lo que es hablar, no es lo suyo.
Tal y como publica ElNacional.cat, Iñaki todavía no ha recibido un solo euro por parte de su ex. Aunque las cláusulas están claras, el acuerdo de divorcio todavía no se ha firmado. Al parecer, Cristina y Urdangarin esperan a que Irene cumpla la mayoría de edad para evitar complicaciones en el proceso.
Cuando eso ocurra, la infanta ingresará la friolera de dos millones de euros en la cuenta de Iñaki. Además, cada mes le donará 25.000 euros en concepto de "pensión anti-palique". Es decir, un dinerete para taparle la boca. Según las malas lenguas, ha sido el propio Juan Carlos quien ha obligado a su hija a untar en pasta al deportista para mantenerle callado.
En los próximo meses podría firmarse el acuerdo definitivo e Iñaki recibiría la fortuna que tanto ansía, pero, hasta entonces, nadie sabe de qué vive el todavía cuñado del Felipe VI. No tiene ingresos de ningún tipo desde hace meses, vive con su madre y, sorprendentemente, fue pillado disfrutando de un hotel de lujo en Mallorca.
Según el citado medio, cuando salió de prisión tuvo que pedir dinero prestado para paga hasta el café. Sus amigos se volcaron con él y entendieron la situación. Urdangarin no tenía ni para un pincho de tortilla en el bar del pueblo. Nada.
Fotos - Gtres