Cuando Leonor y Sofía ingrearon en el colegio Santa María de los Rosales, en Madrid, todo cambió en el centro. Hasta entonces era un centro privado más. Con su patio de recreo, su comedor y sus aulas plagadas de jóvenes con la hormonas revolucionadas. Era un colegio como cualquier otro, pero llegaron las Borbonas y, con ellas, las normas de doña Letizia.
Felipín también estudió en ese mismo colegio, pero los tiempos eran otros. El entonces príncipe fue un niño más en aquel centro de pago que solo los más afortunados podían permitirse. Según Vanitatis, alguna vez se vio a doña Sofía por allí. Juan Carlos, sin embargo, jamás pisó aquellas baldosas. Él estaba a otros menesteres.
Con Leonor y Sofía en el centro, llegaron los cambios que tanto molesteron a muchos padres y alumnos. En primer lugar, se levantó un muro exterior para garantizar la seguridad de las criaturas. Hasta el momento, los padres transitaban con tranquilidad por la zona sin avisar, ahora ya no. Además, las actuaciones navideñas o teatros escolares se podían grabar.
En lo que repecta al menú del comedor, Letizia le metió un repaso de los gordos. La reina es una obsesa de la alimentación equilibrada y, al parecer, movió hilos para sanear los platos. Por ejemplo, se ofrecían macarrones integrales con tomate y arroz integral con tomate.
Los postres con azúcar, fuera. Eso es veneno para le Leti, pero un manjar del que, con suerte, podrán disfrutar los alumnos en cuanto Sofía abandone el centro. Al parecer este año ya se han rejalado ciertas normas. En el menú ya hay hidratos de carbono en forma de huevos fritos y patatas.
Fotos: Gtres
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