Tía y sobrina han coincidido en el mismo lugar, pero lejos de comerse a besos, ni si quiera han tenido un gesto de cariño. Ni beso, ni caricia, ni saludo alguno. Victoria Federica y doña Cristina, cuya relación parece inexistente, nos han demostrado que el cariño que se guardan no es especialmente fuerte. Cada una hace su vida, y si comparten espacio, no se ven en la obligación de achucharse.
Tal y como publica Informalia, doña Cristina acudió al concierto del Cold Play en Barcelona. La hija del emérito pilló el avión en Ginebra y se plantó en la capital catalana con un solo objetivo: mover el esqueleto al ritmo de semejante grupazo. Junto a ella se encontraban sus hijos, Pablo e Irene.
Victoria Federica, junto a un grupo de amiguetes, también disfrutó del espectáculo. Podría haber pillado las entradas con su tía, pero prefirió el plan con sus colegas. Qué familia ni qué familia. Vicky se lo pasa pipa rodeada de juventud, y entre la peñita con la que acudió al concierto se encontraba alguien especial: Albert Arenas.
Victoria Federica - Gtres
Albert es el piloto de motociclismo que podría haber conquistado el corazón de la Borbona. No los hemos visto magreándose en ningún garito de mala muerte a las tantas de la madrugada, pero es posible que haya ocurrido. Según las malas lenguas, Vic y su supuesto chorbo podrían tener una relación desde hace meses.