Pablo Urdangarin es el Borbón más educado jamás conocido, pero tiene un límite. Desde que salieron a la luz las fotos de Iñaki junto a su nueva churri, el hijo de pa infanta sufre la persecución diaria de la prensa. A diferencia de sus primos, Froilán y Victoria Federica, él siempre atiende con una sonrisa. Tiene un saber estar envidiable, pero nadie está libre de tener un mal día.
A la salida de un partido, los reporteros han vuelto a asaltar al joven. Él, con gesto cansado, contestaba a las preguntas desganado, harto de tener que enfrentarse a lo mismo cada día. En un momento dado, el periodista se interesa por el divorcio de sus padres, y él responde con la frase más adecuada.
"Les deseas lo mejor a los dos, ¿verdad?", comentaba el reportero. "Sí", decía el muchacho convencido. Ante la insistencia de la prensa, Pablo terminaba soltando un comentario impropio de él, pero lógico: "Ya vale, por favor". Después, subió al autobús con el resto de sus compis de equipo.
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De este modo, nos queda clarinete que Pablo es un humano más. Ríe, se enfada, llora y padece como cualquier otro mortal. El tío tiene paciencia para dar y regalar, pero también un límite.