Juan Carlos ya está en España, su amada España. Llevaba meses soñando con este momento. Necesitaba respirar aire nacional, anhelaba la brisa de Sanxenxo y sentir el timón del Bribón entre sus manos. Tenía mono de percebes, cigalas, almejas y buenos berberechos. Y con toda seguridad, Pedro Campos, amiguísimo del ex monarca, le habrá colmado de manjares al llegar a casa.
Ayer al mediodía, Pedro se trasladaba hasta el aeropuerto de Vigo para recoger a su fiel compañero de regatas. Como es habitual, Juan Carlos se aloja en casa de su amigo siempre que pisa Galicia. Ahora, juntos se preparan para surcar los mares en su adorado velero. Les esperan días de regata y ambos están emocionados.
No pudo navegar en su anterior visita a causa del tiempo, pero esta vez será distinto. Juan Carlos podrá al fin sentir la brisa marina sobre su coronilla. A sus 85 años, se siente con la energía necesaria para perderse por las aguas gallegas. No teme a nada. Además, su salud parece haber mejorado. Ya no utiliza muletas a todas horas.
En cualquier caso, lo que más llamó la atención en la jornada de ayer no fue el mero regreso de Juan Carlos un día antes de lo previsto y tampoco la ausencia de sus muletas. Lo realmente impactante fue el avión en el que aterrizó. Tal y como publica Semana, se trata de un Global 5000 de la Compañía Royal Jet, con sede en Abu DAbi. Un bicharraco que ha costado la friolera más de 120.000 euros hacerlo volar a nuestro país.
Alquilar semejante avión cuesta entre 6.000 y 8.000 euros por hora. Tiene capacidad para 13 pasajeros, goza de todo tipo de comodidades y el trayecto desde Emiratos ronda las 8 horas de vuelo. El precio incluye piloto, personal de vuelo, catering, combustible y otros costes de este tipo.