Que doña Letizia es una obsesa de la buena alimentación no es ningún secreto. La esposa de Felipe VI considera primordial ingerir alimentos de calidad en el día a día, y como toda madre, procurar que sus polluelas sigan sus pasos. Leonor y Sofía no solo tiene prohibidas las golosinas, los Doritos y los Cheetos Pandilla, también están condenadas a controlar todas sus comidas.
Es la norma ineludible de Letizia. En Zarzuela se come siempre sano y equilibrado. No hay bollycao que valga ni Donut que tenga cabida. Tan solo están permitidos alimentos beneficiosos para el organismo, y sus hijas lo tienen interiorizado. Se han criado entre frutas, verduras y galletas sin azúcar. Es su realidad, y por extraño que parezca, su paladar jamás pide a gritos una onza de chocolate.
En el colegio de Aravaca donde estudiaron Leonor y Sofía, el menú fue restaurado al completo por orden de Casa Real. Letizia emitió la orden y el centro acató las normas, algo que no ha tenido que hacer en el internado de Gales en el que ahora reside la heredera. Allí el menú es de estrella Michelín y resulta imposible ver un solo frito entre sus platos.
Tal y como publica Mui.kitchen, el comedor del UWC cuesta alrededor de 30.000 euros al año y hay un plato estrella en honor a Sofía de Grecia, la abuela de la heredera: musaka acompañada de una ensalada de queso feta. Al parecer, se trata de una de las comidas favoritas de la esposa de don Juan Carlos.
Fotos: Gtres