Madre e hija son dos calcomanías. Letizia es el claro referente de la heredera, y cada vez que Leonor acude a un acto público, sus movimientos están orquestados por ella. Desde su forma de vestir hasta la entonación a la hora de leer un discurso. La reina analiza al milímetro las intervenciones de su niña, y Leonor parece encantada de seguir los pasos de su madre.
Cuando la Leti llegó a Zarzuela, el protocolo tradicional comenzó a tambalearse. Una mujer moderna, de la calle, se había colado en la institución y aquello acojonó ligeramente a don Juan Carlos. Felipe, enamorado hasta las trancas, sacó la cara por la mujer que amaba y jamás permitió un desplante. Poco a poco, Letizia fue ganando poder hasta convertirse en la mandamás de su casa.
Ahora todo pasa por doña Leti. El menú de palacio, los vestidos de las niñas, sus actuaciones en público... no hay cuestión que no sea aprobada por Letizia antes de ser llevada a cabo, y como es lógico, nunca llueve a gusto de todos. En concreto, la reina tiene una manía que saca de quicio a sus escoltas.
Letizia y Leonor saludan la multitud - Gtres
No resulta extraño ver a Letizia saludando a la multitud durante alguno de los muchos eventos que ocupan su agenda. Ella es una mujer cercana, le gusta fotografiarse con la plebe, tocar sus manos y escuchar sus consejos. Adora sentirse querida por el pueblo y e incluso se atreve a abrazar a las típicas ancianas que se desviven por conocerla.
Y sí, acercarse al público es muy bonito, pero tiene sus riesgos y los seguratas lo saben. Preferirían que Letizia no se pasase por el forro el protocolo real, pero esa batalla la tienen perdida. Y ojo, porque Leonor también lo hace. Ha aprendido a saludar a quienes la esperan durante los actos que protagoniza, y sus escoltas se ponen de los nervios, tal y como publica ElNacional.cat.
Leonor saluda a la plebe - Gtres