En la Academia Militar de Zaragoza no se andan por las ramas. Allí no hay tiempo de presentaciones, juegos ni fiestas de bienvenida. Los cadetes, nada más ingresar, tienen que ponerse a trabajar. Tuvieron tiempo de comerse un bocata en El Tuno y charlar un par de horas, pero poco más. El resto es sangre, sudor, lágrimas y barro, mucho barro. Tal y como muestran las últimas imágenes publicadas por el centro, los alumnos han retozado por los suelos como auténticos militares de película.
Jamás hubiera imaginado Leonor verse en tal situación. Embarrada hasta las cejas, ataviada con el atuendo de combate y sujetando con sus propias manos un fusil de 3,3 kilos, la heredera se ha rebozado por el fango junto al resto de sus compañeros. Es una de las prácticas obligatorias de la academia. Deben saber cómo sujetar el arma y aprender las posiciones correctas en el terreno de juego.
Allí, tumbada sobre fango, la hija de Felipe y Letizia ha sido consciente de lo que sienten los militares en pleno combate. Ya sabe empuñar el arma y , tal y como publica Informalia, el próximo 19 de septiembre protagonizará la entrega de sables, que simboliza el título de dama cadete. "Un alumno de segundo año hace entrega de un sable a uno de primero, en señal de compañerismo", explican en el citado medio.
Y mientras Leonor se profesionaliza en el mundillo militar, su hermana disfruta del internado de Gales en el que tan bien lo pasó la heredera. Comenzó las clases esta misma semana y ya está acomodada en la habitación que comparte con tres chicas del centro.
Fotos: Twitter / Casa Real