Cuaando creíamos que Pablo Urdangarin era una especie de Dios en la tierra, sale a la luz una información que nos recuerda que el chaval no es más que un tipo corriente, con sus más y con sus menos. Sí, es guapo y educado con la prensa, pero es humano. Tiene virtudes y defectos, y uno de ellos parece haberlo heredado de su padre: es un ligón empedernido.
Desde que la figura de Pablo Urdangarin cobró fuerza en el panorama nacional, no hay jovenzuela que no se muera por sus huesos. El tío es atractivo, tiene abdominales, una sonrisa Trident y, para colmo, resulta siempre agradable. Jamás tiene una mala palabra con la prensa a pesar de las preguntas incómodas. Aguanta el tipo como un jabato ante los micrófonos e incluso da las gracias a los reporteros que se interesan por su vida.
Pablo nieto más tierno de don Juan Carlos, pero tiene un lado oscuro muy Borbón que Alexia Rivas ha destapado en televisión: "Pablo Urdangarin lleva varios meses teniendo una amistad entrañable con una persona de mi círculo más cercano. Cuando sale la noticia de que está enamorado, esta persona de mi círculo le pregunta. Pablo se ríe y le dice 'Por favor, parece mentira que no me conozcas. Esto no es verdad".
Pero sí, sí era verdad, o al menos así lo demuestran las imágenes en las que aparece comiéndose el boquino con una morena: "Mi amiga, al ver las fotos, se las manda a Pablo y tienen una discusión. La disculpa de Pablo es que esas fotos no son de las que habían hablado, que estas fotos no existían cuando yo lo negué". Alexia añadía: "Hasta ayer, ellos seguían hablando e incluso habían dicho de quedar. No era una relación de noviazgo pero sí era una relación entrañable y especial. Pero él no tenía una ilusión, tenía muchas".
Es decir, que Pablete juega a muchas bandas. Creíamos que estaba fielmente enamorado de una chica con suerte, pero no es así. Le gusta el tonteo, el cachondeo, el jugueteo. Disfruta dejándose querer, al igual que lo hizo su yayo en sus tiempos mozos.