Ya es definitivo. Juan Carlos I de Borbón viajará hasta Suiza este fin de semana con un único objetivo: acompañar a la pequeña Irene, su nieta, en la celebración de su 18 cumpleaños. Para llegar hasta Ginebra, el emérito tomará el jet privado que le prestan sus colegas árabes, tal y como hizo en su último viaje a España.
La expectación es máxima. Por primera vez en mucho tiempo, gran parte de la familia del rey se reunirá en amor y compañía. Una asamblea como la que está a puntito de producirse recuerda a tiempos pasados, cuando Juan Carlos, siempre generoso, invitaba a toda su familia a pasar las vacaciones en Marivent.
En aquel entonces, los Borbones llevaban una vida idílica. Hacían y deshacían a su antojo sin temor a posibles acusaciones. Juan Carlos vivía a todo trapo, recibía comisiones que no declaraba y gastaba auténticos pastizales en caprichos sin sentido. Su día a día se sustentaba en el lujo más absoluto, las mujeres y las cacerías con comilona incluida.
Pero aquella época pasó y llegaron los problemas. Juan Carlos abdicó, se marchó a Abu Dabi y allí permanece desde hace más de tres años. Ahora, está a punto de reunirse con gran parte de su familia en Suiza, donde celebrarán la mayoría de edad de Irene Urdangarin. Tal y como publica Informalia, viajará acompañado por Vicente García- Mochales, Mochi, el teniente coronel de la Guardia Civil y jefe de seguridad del emérito.
Dadas las dificultades de Juan Carlos para caminar, necesita un brazo en el que apoyarse en cada movimiento. Y ahí está él, Mochi, su hombre de plena confianza. Según el citado medio, Vicente siempre lleva consigo un maletín en el que esconde lo que jamás hubiéramos imaginado: un cojín para el culete del antiguo monarca.
"Se trata de algo tan sencillo como un cojín. Su Majestad lo necesita cuando se sienta, porque con su cadera tan dañada le duele cuando no la apoya en algo así. No hay ningún misterio", relata una fuente a Informalia.
Fotos: Gtres