Algo sucede entre Elena y Cristina. Aunque su relación siempre fue buena, ahora pasa por un pequeño bache que deberán superar. Las infantas, más unidas que nunca desde que el desamor llegó a sus vidas, viven un momento de tensión. Al parecer, una de ellas teme que los hijos de la otra influencien a los suyos. Y no, no hay que ser muy listo para saber quién es quién.
Los retoños de doña Elena son radicalmente distintos a los que su hermana. Froilán y Victoria, fiesteros hasta la médula, siempre han destacado por lo mismo: su mala relación con los estudios y la cantidad de juergas que se han corrido en la noche madrileña. Los Urdangarines, en cambio, pertenecen a otra estirpe. Los cuatro son responsables, discretos y trabajadores. Les gusta mantenerse en un segundo plano y destacan por su educación ante la prensa.
'Pipe' y 'Vic' giran la cara cuando hay cámaras, pero los hijos de Iñaki rara vez no nos regalan un gesto amable. Pablo, en concreto, es el rey del saber estar. Él siempre atiende, sonríe y empatiza. El tío resulta encantador y la prensa de medio mundo está rendida a sus pies. Irene, la pequeña, también es alabada por todos debido a su indiscutible belleza.
La niña es guapa hasta decir basta y tiene una clase de la que pocos pueden presumir. Viste bien, de porta bien y le gusta estudiar. Es una jovencita obediente y responsable, y por eso su madre tiembla de terror al creer que Vic pudiera influenciarla. Sabe que han salido juntas en varias ocasiones este verano y teme que su chiquilla abra un perfil en Instagram y empiece a colgar fotitos.
Es el mayor miedo de doña Cristina, o al menos así lo reflejan en Semana. No quiere que su niña se pasee por los photacalls como hace Federica. Considera aquello una sobreexposición innecesaria y nada le asustaría más que ver a Irene como una María Pombo, posando y cobrando por ello.
Fotos: Gtres