Ya sabemos cuál es el origen de la imparable adicción a los bolsos de lujo que sufre Victoria Federica. Y no, no es por Marichalar, miembro del equipo directivo de Loewe y gran sibarita. La culpa de este nada rentable amor por el glamour más absoluto es de la infanta Elena que, además de montar a caballo, también adora llenar su estantería de piezas exclusivísimas.
Si echamos la vista atrás, lo cierto es que está claro quién fue el precursor de tal afición por la buena vida: Juan Carlos I de Bribón. El emérito ha sido, y sigue siendo, un disfrutón nato. Le gustan las comilonas con amigos, los safaris con cacería incluida, el buen vino y las mujeres. En especial, sin duda alguna, las mujeres.
El padre de Felipe VI siempre presumió de su tren de vida, y quizás por eso doña Elena presume ahora de su inmensa colección de bolsos. Tal y como confirma Lecturas, la primogénita de don Juan Carlos goza de una serie "inifinita" de piezas exclusivas. Sus marcas favoritas son Chanel y Dior, algo que también ha heredado su retoña, Vic.
Madre e hija comparten la misma afición, y aunque Elena es algo más discreta, Victoria pasea sus bolsazos sin temor al qué dirán. La hemos visto en el tenis, en los toros y en los distintos desfiles de moda a los que acude junto a su padre. Y siempre, sin excepción, acompaña su 'look' con bolsazos que cuestan hasta 3.500 euros.
Fotos: Gtres