Bienvenidos a un nuevo capítulo en la vida del príncipe Harry. Y ojo, porque la historieta que les narraremos a continuación es de alto voltaje. La protagonista de esta aventura es, como dice Mario Vargas Llosa en sus escritos, la pichula. Sí, la pichula de Enrique. O lo que es lo mismo, el pene real del marido de Meghan Markle.
El mismo miembro viril que enamoró a la actriz, vivió años atrás un escalofriante episodio del que podría haber salido muy perjudicado. En su último libro, Harry se atreve a revelar qué pasó con su colilla durante una de sus expediciones solidarias. El desastre tuvo lugar en el Ártico, y el príncipe recuerda aquello como si hubiera sido ayer.
Fu en marzo de 2011. Harry se desplazó hasta el Polo Norte para partizipar en una caminata junto a varios militares retirados, y tras varias horas de excursión, el príncipe notó como varias partes de su cuerpo comenzaban a congelarse. No sentía las mejillas, las orejas ni el pene. Al principio le pareció divertido, pero después llegó la precupación.
"Papá estaba muy interesado y simpatizaba con la incomodidad de mis orejas y mejillas cortadas por la escarcha.." relata en el libro, tal y como publica Informalia. Además, Harry confiesa: "Entonces no quise hablar demasiado de mi pene. Al volver a casa me di cuenta de que estaba congelado. Mientras que las orejas y las mejillas ya se estaban curando, el pene no. Se estaba convirtiendo en un problema cada día más grande".
La pichula de Harry continúo congelada durante varios días, y al pobre muchacho no le quedó otra opción que acudir al médico: "Todavía me estaba recuperando. Estaba junto a mi hermano en la Abadía de Westminster y no lo sentía", relata. Tras varios días aplicándose la pomada que le recomendó el doctor, el pene de Enrique volvió a su ser.