Recién salidito del horno os traigo esta noticia, que aquí un servidor acaba de venir de Londres y la verdad es que está siendo bastante sonado por estas tierras semejante gossip. El viernes, día en el que esos extraños seres llamados celebrities deciden mezclarse con el resto de los seres humanos, el príncipe Harry, que no es precisamente de las celebrities que más furor causan aunque, allí, en Londres, es un personaje muy admirado y más que admirado, seguido, con las consecuencias que eso conlleva, protagonizó un curioso altercado.
Y es que si haces algo bueno, pues fenómeno, tiene 30 cámaras detrás tuya que lo atestiguan pero ¡Ay como te de por salir con las uñas pintadas de rosa! Al día siguiente, eres la comidilla en el metro de todo el mundo. Y eso es lo que pasó el viernes, que pillaron al príncipe saliendo de una discoteca con las uñas pintadas de rosa fucsia.
Todo el mundo se pregunta que repámpanos hacía con las uñas pintas de rosa chicle y ya os digo yo la respuesta: pues una apuesta, un juego, una broma, vete tú a saber, nada inofensivo. Pero el problema es que si fuese otro personaje, pasaría por una anécdota curiosa que saldría en el apartado de curiosidades. Pero resulta que el príncipe Harry pertenece a la nobleza de uno de los países en los que más respeto se tiene hacia la monarquía, por lo que ha mucha gente no le hace gracia que este tipo de sucesos anden en boca de todo el mundo porque temen por el respeto y la credibilidad de la corona.
Los portavoces de la casa real ya han hablado y dicen que es normal, que gente como Al Pacino y David Beckham también dieron la sorpresa en algún momento pintándose las uñas pero, como repito, ni Al Pacino, ni David Beckham tienen descendencia real ni son imagen de una monarquía tan fuerte y sobre todo, objetivo diario de miles de periodistas. Lo siento mucho Harry, es una putada hijo, pero las posturas no deben perderse y menos en un país en el que la prensa rosa ataca con tanta fuerza y tan mordazmente.
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