Iñaki y Ainhoa han pasado unos días en la costa Mallorquina, y aunque ninguno de ellos tiene 25 años, lo cierto es que sus cuerpos esculturales no llevan a pensar que el tiempo no pasa para ellos. Es indignante. Mientras el resto del planeta sufre el peso de las lorzas o la aparición de las arrugas, Urdangarin y Armentia parecen estar bendecidos por la diosa de la juventud.
Iñaki siempre fue deportista, y su físico se lo ha reconocido. El tío tiene un cuerpazo similar al de su propio hijo, el guaperas de Pablete. A sus 55 tacos, Iñaki tiene el vientre plano, abdominales marcados y unos brazos fibrosos. No tiene chepa ni dolor abdominal. Está en forma, en línea, como un puñetero queso.
En misma línea anda Ainhoa, su churri. La tía está como un auténtico cañón. Sabemos que le gusta caminar durante horas por las calles y caminos de Vitoria, pero ese cuerpo no se consigue moviendo las patas. Ahí hay curro del bueno, del duro. Armentia es chica de gimnasio, pesas, sentadillas y abdominales de los que duelen.
Al parecer, tanto él como ella son adictos al deporte. No los hemos visto haciendo ejercicios en pareja sobre la esterilla, pero puede que en la intimidad de sus hogares no falten las tablas a dúo. Otra opción, mucho más divertida, sería pensar que los dos hacen la misma dieta: el régimen del infiel.
Teniendo en cuenta que ambos engañaron a sus respectivas parejas, puede que compartan algún tipo de sistema alimenticio desconocido por el resto de mortales. ¿Es la dieta de la cornamenta? ¿O será el régimen de la deslealtad? ¡Já!