Siempre fue una niña de apariencia encantadora. Rubia, con rostro dulce y mirada risueña, Irene Urdangarín tenía todas las papeletas para convertirse en un bellezón en toda regla. Es la María Pombo de su familia. La guapa del rebaño, la 'barbie' Urdangarin que causa sensación cada vez que pisa las calles.
Que sí, que en los tiempos que corren todos lo cuerpos son bellos, pero el físico de Irene es envidiable. Luce una sedosa melena rubia, tiene clase a la hora de vestir y su paso a la edad adulta le está sentando de maravilla. Ni acné, ni espinillas y tampoco puntos negros. La niña parece sacada de un anuncio de galletas chiquilín, y su abuela lo sabe.
Doña Sofía adora a su nieta Irene. La última vez que las vimos juntas fue en el cumpleaños de doña Elena, cuando parte de la familia se dejó ver a las puertas del Auditorio Nacional. Allí fuimos testigos de la complicidad entre la joven y su abuela, y además, descubrimos el impactante cambio físico de Irene.
Ya no es ninguna cría. Está en la edad de salir con sus amigas, fijarse en chicos (o chicas, quién sabe) y pegarse alguna juerga de vez en cuando. Actualmente vive en Ginegra junto a su madre, pero poco le queda a la muchacha para poner rumbo a la universidad, en caso de que quiera hacerlo.
Tal y como publica Libertad Digital, la personalidad de la joven también tiene su encanto: "Es muy tímida, pero cuando tiene confianza se suelta y es graciosa. Es una chica muy educada y prudente, siempre espera antes de hablar, característica que ha heredado de su madre. Está muy unida a la infanta y a la abuela Sofía, con la que es súper cariñosa".