Estamos a medio suspiro de tener otra enlace real entre nosotros. Después de la boda real inglesa, ahora toca la gran boda monegasca entre el príncipe Alberto y Charlene Wittstockque hará las delicias de todos y que ya estamos deseando que llegue para enfundarnos en nuestras mejores galas, ponernos la peineta y desfilar con los novios hacia el altar.
Sin embargo, a pesar de que Alberto de Mónaco se casa ahora, a sus 52 años, como que tiene una historia de amores y desamores a sus espaldas que podrían rozar las mil y una noches. Conquistas y más conquistas, siempre salpicadas con rumores de todo tipo, dos hijos en su haber reconocidos (y los que no lo estén...), vamos que esto merece un especial en toda regla de las parejas pasadas del príncipe del pequeño país.
Así que contemos el cuento del príncipe que quería una princesa y cató y cató hasta que encontró...
Érase una vez un príncipe de un gran un pequeño Reino pero con más pasta que ni sé, donde las carreras de carruajes marca Ferrari y los juegos de cartas y ruletas estaban a la orden del día. Nuestro príncipe tuvo a la mamá más preciosa del mundo mundial, la Reina Grace y, como de todos es sabido, encontrar a alguien que iguale semejante bellezón como que es muy dificil por lo que se le presentaba una ardua tarea recorriendo el mundo en busca de su princesa.
En la historia de nuestro príncipe ha habido tantas historias que la mismísima Sherezade se hubiese asegurado mínimo las bodas de diamante, porque no es fácil encontrar a alguien perfecto hecho a tu medida, que uno tiene mucho caché. Así que en ese viaje surcando los siete mares se encontró con princesas, princesas de pueblo, aéreas y hasta una Ana Obregón...
Así que veamos a algunas de esas que en su día fueron cortejadas por nuestro Príncipe Alberto, desde sus años mozos a golpe de "melena" hasta... hasta... hasta hoy...
Brooke Shields
Corrían los "lejanos" años ochenta, cuando nuestro príncipe Alberto ya había probado mieles de lo más variadas, sin embargo fue cuando decidió que había otras dulzuras que no había probado como las del show bussiness y echó mano de una jovencísima promesa llamada Brooke Shields, la perita en dulce del momento, una actriz y modelo de esas que despuntaba y hacía las delicias de cualquiera, incluyendo las de palacio... Pero esa no era su princesa...
Sharon Stone
Corría el año 92 cuando los tabloides reales y de a pie se llenaban con esta historia de amor entre el príncipe y el mayor objeto de deseo de la época Sharon Stone. Esa que cambió los largos vestidos reales por esos cruces de piernas que volvieron locos a toda una generación, incluída la de nuestro príncipe a quién podía resistirse semejante bomba... por lo que no pudo menos que llevársela al huerto, pero tampoco era su princesa...
Claudia Schiffer
Y visto que las actrices de curvas peligrosas hacían tambalear los cimientos de palacio, pues es cuando nuestro príncipe Alberto viaja a la lejana germania para encontrar a una nueva princesa de pasarela. Así Claudia Schiffer caía rendidita a los encantos de palacio aunque ella siempre lo negó, qué pensarían de una señorita si no lo hiciese...
Claro, que a las fiestas de cánticos y bufones como las de los premios MTV en los que otro Rey, pero el del Pop, Michael Jackson, sacaba su cetro a relucir dejando en un segundo plano a nuestro príncipe acompañado de su princesa rubia, pero ésta no sería la elegida....
Naomi Campbel
Y de los ricitos de oro que para mí empezaban a darle envidia a nuestro príncipe como que cambió de tercio probando en el mundo de lo divino con la Diosa de Ébano. Si con lo terrenal no se puede, pues cambiamos de plano, pues anda que no hay ángeles hoy por hoy. Por ello Naomi Campbell, entre su larga lista de pretendientes, de adinerado nobles con cordeles de oro, tuvo que hacer un hueco a la realeza para saber que había tenido un ejemplar de cada. Por desgracia, ni los dioses estaban hechos para él, tampoco había que picar tan alto.
Tasha de Vasconcelos
Y los años pasaban, y las princesas seguían yendo y viniendo, pero nuestro príncipe Alberto no encontraba firme candidata, las hojas caían, su pelo también de tanto pensar, hasta que llegó Tasha de Vasconcelos a la que muchos plebeyos llamarían la "eterna no-novia" ya que se paseaba con ella por todas partes pero de compromiso oficial nada de nada. De profesión supermodelo y luego dedicada en cuerpo y alma a las causas benéficas, Tasha apuntaba muy buenas maneras para haberse convertido en la su reina, pero no pudo ser, el destino era otro, aunque no estaba por llegar tampoco por ahora, que las cosas de palacio van despacio, aunque unas más que otras...
Alicia Warlick
Seguimos y seguimos y seguimos... (más largo esto que un día sen pan...) hasta llegar a Alicia Warlick con la que también se especuló sobre la posibilidad de que se anunciase compromiso. Pero ni anillo ni nada, y eso que a Alberto se le empezaba a pasar el arroz y como que empezaba a urgir eso de ponerle una esposa al lado. Sin embargo, la que fuera una gran promesa del atletismo norteamericano no acabó de cuajar, lo de correr a su lado ya no era cosa de nuestro príncipe, su incipiente barriguita como que no le dejaba ser tan ágil como antes.
Alexandra Kamp-Groeneveld
La últimas de las princesas que ocuparon su corazón "más oficiales" fue la actriz alemana Alexandra Kamp (parece que las tierras del norte le tiraban mucho, ¿sería por su bebida típica esa amarilla espumosa? podría ser...) pero con la que tampoco tuvo el final de ser felices y comer perdices.
Tamara Rotolo
Y llegamos a las relaciones que pusieron los pelos como escarpias a palacio, a papá Rey y a todos los súbditos, menos a esos vestidos de rosa que se pusieron las botas y al gato, porque más parda no las pudo liar. Y es que como nuestro príncipe estaba triste, qué tendría nuestro príncipe encontró calor en brazos equivocados como los de Tamara Rotolo, una camarera estadounidense, con la que tuvo a una hija, hoy adolescente llamada Jazmín Grace Rotolo, reconocida a los ojos del príncipe pero no para llevar corona aunque sí para llevarse parte del pastel de papá, que ella no tenía sangre azul más que a medias, la mezcla como que sale muy morada...
Nicole Coste
El caso es que entre tanto viaje, era normal que también nuestro príncipe encontrase cariño en los brazos del cielo, los de Nicole Coste, una azafata (más bien ahora ex con todos los cofres de oro que le llegaron de palacio) con la que tuvo su segundo hijo reconocido.
Charlene Wittstockque
Cansadito estaba ya, tanto que hasta los cotilleos hablaban de fiestas de armarios... espero que reales hasta que tuvo que ser una sirena la que acabara conquistando el corazón de nuestro príncipe, una sirena dorada con unas espaldas de esas que asustan (miedo me da el vestido que se ponga como no se ande con mucho ojo...), pero es lo que tiene tener que nadar tanto. Sí tuvo que ser en el agua donde al final encontrase a la elegida, ni en la tierra, ni en el cielo ni en el aire, había que probar todos los elementos (y elementas...), que no se diga.
Así que ahora en brazos de Charlene Wittstockque llegamos al final de este cuento (al menos por ahora que ya sabemos que ese palacio está muy revuelto) y esperemos que ellos sí sean felices y coman perdices.
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