Bestial la campaña de Marketing que han comenzado Manuel Bedmar y Rocío Flores para intentar disipar los rumores de su ruptura y acallar los testimonios que relacionan a la hija de AntonioDá con el influencer Javier Terrón y su churri (o exchurri) con unas cuantas amantes. Un postureo que ha comenzado con un paseíto mañanero por Málaga y que parece haberles salido por la culata a la parejita, al menos esto es lo que ha publicado la revista 'Lecturas' en su número de hoy.
Mientras que todos los programas del salseo en los que participa Ro Flowers directa o indirectamente se hacen eco de la crisis que atraviesa la pareja tras seis años de relación, la Dulceida de la Costa del Sol se calzó sus Balenciaga y se llevó a Manuel Bedmar a bed el mar por el Muelle Uno de Málaga. Como si esto fuera mucho más significativo que el hecho de que Rocío se haya ido a dormir con Olga mientras que Bedmar ha continuado habitando el domicilio que tienen en común.
Con este movimiento, "casualmente" percibido por un paparazzi, Rocío y Manué buscaban que los que los señalan tuvieran "la manita relajá". Sin embargo, la revista asegura que -con el buen tiempo que hace en Málaga- los churris iban tan abrigados por la frialdad de este último encuentro. Vamos, que para recorrer la distancia que los separaba en su paseo hacia falta coger un taxi.
"Sonreían y charlaban, pero ni besos, ni abrazos, ni un intento de entrelazar sus manos", así es cómo describen el último encuentro en público de Flores y Bedmar desde 'Lecturas'. De hecho, el malagueño que usa agua oxigenada como champú no soltó su bolsito neceser ni un momento, al que abraza con el mismo cariño con el que antes lo hacía a Rocío Flores.