Todas las relaciones amorosas de famosos son iguales, como las canciones de Morat. Aunque creamos que algunas son indestruct... Indestruct... ¡que no se pueden destruir! (como diría Dani Rovira), Rosalía lleva razón: es mal amante la fama y todos los VIPs acaban con sus relaciones tarde o temprano. La última víctima que se ha cobrado la pandemia del desamor ha sido la pareja que conformaban desde hace seis años Rocío Flores y Manuel Bedmar.
Los principales motivos de esta separación entre la colaboradora estrella de 'El Programa de Ana Rosa' y su novio de tupé elevado y pitillos rotos y ajustados son, más que nada, los diferentes planes de futuro a corto plazo de cada uno. Mientras que Rocío quiere disfrutar de su vida de Lizzie McGuire como superestrella en Madrid, Manuel se queda con la calma y la brisa malagueña alejado de los focos. Todo apunta a que ha sido ella quien ha roto con él.
La revista 'Semana' ha querido dejar claro que no hay terceras personas implicadas -de momento (ya irán llegando los autobuses a 'Sálvame', como sucedió con el padre de la criatura cuando trabajaba allí)- ni tampoco ha tenido nada que ver la vorágine mediática en la que se encuentra inmersa Rocío desde que su madre hizo público el episodio de la agresión de "la niña" por una nectarina.
Los tortolitos parecían estar fundidos en un mismo proyecto común, como la parte clara y la oscura de la Nocilla Dúo. Hasta se compraron una casa juntos en 2020 para hacer sus vidas de viejóvenes juntos. Sin embargo, ahora Rocío parece estar muy ilusionada con sus posibilidades televisivas y como influencer en la gran capital, lo cual deja fuera de la ecuación a Manuel Bedmar hasta nuevo aviso. ¡Vaya palazo! Deben estar más tristes que un videoclip de Maná...