Después de ver esa dedicatoria de la 'A' en el albero, bastante regulera en términos de romanticismo, por parte de Enrique Ponce, la siempre jovial y pizpireta Ana Soria no ha querido perderse esta nueva corrida de su 'boyfriend' (como diría Enrique ahora que controla el inglés), aunque se haya pasado más tiempo con el móvil que atendiendo al azaroso juego (como lo define Estrella Morente).
Ha sido en Huelva, muy fresquita con 43 grados a la sombra, quizás por eso iba con abanico en mano. Se le ha visto bastante nerviosilla, no se sabe si porque no quería que el toro pillara al hombre que quiere más que mañana y menos que ayer (o al revés, que siempre me lío) o porque tenía miedo de encontrarse con la fan 'carpetera' con pancarta de Paloma Cuevas...
La joven ha demostrado intranquilidad porque se llevaba las manos a la cara, pero lo que no han pensado los periodistas (la mayoría no goza de mi juventud lozana) es que quizás fuera por falta de sueño. Es muy probable que hubiera salido el día anterior, típico de la edad que sales a tomar "una cerveza y me vuelvo" porque al día siguiente haya algún compromiso, pero te enredas más que la cola de Marsupilami.
Ana ha aplaudido con fervor la faena del torero con la 'pitopausia' de Peter Pan, uno de los diestros más reputados del mundo del toreo. Tiene mucho mérito, teniendo en cuenta que lo compagina con su carrera como tenor, bailarín tributo de Michael Jackson y profesor de clases particulares de economía y ADE de los amigos de Soria.