Antonio Banderas debería llamarse 'Antonio la Bandera de Málaga', porque el tío si no cita a la ciudad que le vio nacer cada dos frases podía explotar (y lo dejaría todo perdido de espetos de sardinas e incienso, para dejar un regustillo a la Semana Santa que tanto adora). Es así hasta tal punto que Nicole Kimpel, su novia, ha hecho a los redactores de '¡Hola!' ir hasta la Costa del Sol para entrevistarla. Pero vaya, que tampoco creo que les haya importado mucho...
En este macro reportaje, de los que hacen que sus páginas suden glamour y que haya que leer su contenido con gafas de sol de lo que brilla su carísimo papel fotográfico, Nicole ha abierto las puertas del ático que Antonio mandó a construir antes de comenzar su relación con ella. Un envidiable piso, hecho para que todos los empadronados en Málaga pudieran visitarlo a la vez y guardando la distancia de seguridad (así es de grande), que goza de unas vistas impresionantes: el mar al sur, el Teatro Romano al este, la catedral al oeste y mi casa al norte (que vivo por allí).
Kimpel, que como se puede observar en la portada posa a lo femme fatal, vestida de duende sexy picarón de Papá Noel (y de Bvlgari) y con una imagen de lo más 'Ven a Cenar Conmigo: Gourmet Edition', ha confesado que lo que realmente le enamoró en un primer momento de Antoñito fue su penetrante forma de mirarla, como solo saben hacerlo los hombretones cañón de sesenta años que parece que tienen veinte: "me atrajo su mirada, su energía y sobre todo, su inteligencia".
Pero no os creáis que Antonio Banderas ya lo tiene ganado todo con sus dotes de seducción, que la relación es una planta que hay que regarla a diario (como dicen los viceversos que se creen más eruditos tirando de clichés como este): "me sigue enamorando José Antonio Domínguez que es como se llama en realidad. La persona que hay detrás del famoso es lo que hace que cada día me levante deseando compartir mi vida con él", ha dicho Nicole intentando dar la receta del amor eterno.
Y es que la novia de Banderas ha querido dejar claro que la vida de Antonio no es la de cualquier estrella, sino la de una persona normal con la que puede hacer una rutina de pareja: hacer deporte, cenar juntos, tirarse tres horas decidiendo que película de Netflix ver para quedarse sopa a los diez minutos de empezarla... ¡Es que claro, quien no se enamora es porque no quiere! Las pequeñas cosas de la vida hay que disfrutarlas durante el noviazgo: tu pequeño teatro, tu pequeña terraza donde tienes toda la costa a tus pies...
Aunque creo que eso de tener un ático lo suficientemente grande como para no coincidir con él si no te da la gana también ayuda bastante... Y eso se le ha olvidado decirlo. Esta casa, con una vista periférica de la ciudad cuna de grandes artistas (Picasso, Dani Rovira, Chiquito de la Calzada, Diana Navarro, Terelu Campos...), se ha convertido en el hogar de Nicole Kimpel, porque dice sentirse ya una malagueña más y porque, para ella, su lugar siempre será "donde está el amor, que es lo que más me define como persona [...] Mi lugar está al lado de Antonio".
La alemana-suiza-holandesa-americana-inglesa-malagueña tiene un recuerdo bastante agridulce de su confinamiento separada de Antonio, ya que él lo vivió en España, y a ella le pilló en Suiza. Aunque, obviamente, echó mucho de menos a su zorro, la empresaria pudo pasar más tiempo con su hermana Bárbara (una idéntica fotocopia de ella) y con el resto de su familia, a la que echa muchísimo de menos desde que está afincada en Andalucía.
Fotos | GTres