"El ser humano es el único animal que trompiesa veinte veces con la misma piedra", ha comenzado diciendo Iván demostrando su don para la oratoria en estos septuagésimos 'Juegos del Hambre' donde los dos tributos (que se presentan voluntarios siempre a estas guerras) han venido a explicar el porqué de esta última ruptura tras una sólida nueva y corta relación, que ha durado menos que cualquier programa presentado por Pilar Rubio (y ya es decir).
Oriana e Iván volvieron a darse una oportunidad hace unas dos semanas, así lo hizo saber ella a sus followers compartiendo fotos en redes (influencer style) y él llamando al programa donde trabaja (Kiko Matamoros style) para corroborarlo. Pero este gozo se ha acabado con Camela como banda sonora con una nueva versión: "A chuparla el amor, navega a ciegas es quien lleva el timón..."
Iván ha sido el primero en compartir en 'Mujeres y Hombres y Viceversa' su descontento con la ruptura. "Esta vez tenía mucha ilusión, muchas ganas, porque fue ella la que me buscó y la que me pidió que volviéramos. Hemos hecho cosas juntos y subía videos a sus redes sociales conmigo", una prueba fulminante (la de los vídeos) para saber que la cosa iba en serio. Antes, el gran paso era irse a vivir juntos, comprarse un perrito o dejar un cepillo de dientes en la casa del otro. Ahora, es colgar insta stories con el filtro de las pecas...
El gaditano ha asegurado que ya habían puesto el árbol de navidad juntos, se habían ido de cena romántica por Madrid y habían hecho muchos avances que le estaban indicando que esta vez podría ser diferente, hasta que ayer le llamó Oriana diciéndole que lo sentía mucho pero que no podía continuar con él. Iván ha sentenciado pena de muerte para su relación, que esto ya es el final de los finales. El final de una saga de novela quasi turca.
"He tocado fondo, necesito una estabilidad emocional, estoy en un momento de mi vida muy bueno a nivel profesional y laboral, estoy muy contento, no quiero tener cosas en la mente que me hagan tambalearme" ha continuado llamando a Oriana Marzoli 'cosa'.
"Necesito una persona que esté a mi lado y que cada día me levante y que me cuide", ha terminado en lo que parecía ser una carta demandado una enfermera a la Seguridad Social. Es más, Iván ha añadido que la Marzoli no le quería siempre, sino cada tres días como los antibióticos... ¡Blanco y en botella! ¡Jarabe servido por una sanitaria! Sí, hijo, que las pobres no tienen apenas lío ahora...
Míralo, que hemos pillado las intenciones del pillín...
Oriana, por su parte, también cree haber descartado que vaya a volver con Iván porque siente que lo que perdieron en el barro de sus primeras rupturas televisivas ya es irrecuperable, como el sano juicio de Carlos Lozano: "Me da mucha pena lo que me está pasando. Iván no ha sido un capricho ni un juguete, pero yo he pensado que podía recuperar lo que he llegado a sentir por él y me he dado cuenta que no es lo mismo", ha declarado la Barbie telecinquera con la entonación vocal de un pedo largo (va decayendo y decayendo hasta el silencio).
"He sido yo la que ha decidido dejarlo, y me da mucha pena porque lo quiero y lo adoro de verdad, pero es que no puede ser que cada vez que lo intente vuelva a pasar lo mismo", ha matizado tras estos fríos y largos diez días juntos. La Marzoli ha reconocido que la culpa de que la gente los acuse de montajistas tras tanto gatillazo sentimental es suya: "El gran problema ha sido mío por haberlo hecho público".
Iván González se cree de la misa, la mitad, porque a Oriana con las recaídas emocionales le pasa lo mismo que a la people con los tatuajes: cuando das el paso a hacerte el primero, ya no paras. "Por mi parte estoy seguro que es el final, por la tuya sé que no, sé que vas a volver a mí, pero ya no puedo más, tía. Uno de los dos tiene que dar el paso y decir 'hasta aquí'. Tu vida emocional no la comparto, nunca me vas a dar estabilidad", ha declarado muy duro con su ex.
Oriana se ha examinado a sí misma y se ha dado cuenta que "llevaba días prefiriendo quedar con mis amigas a estar con Iván. Eso es muy raro en mí porque soy una lapa. Eso me ha llevado a cuestionarme y pensar que, a lo mejor, no estoy realmente enamorada de él". Quizás, estamos ante la primera gran conclusión de la Marzoli desde que se dio cuenta de que en 'Supervivientes' se pasa hambre (y abandonó). ¡Bravo!
Ajam, cuéntame más
"Quiero acabar bien, no quiero seguir discutiendo. Ni lo he dejado de seguir ni nada", ha dicho muy benévola dejándonos caer que, a partir de ahora, deberíamos referirnos a ella como Oriana 'La Considerada'. Oriana, de este modo, se ha comprometido a dejar de montar chickens susceptibles de TikTok como el de Melysa a Tom Brusse.
Pero ya estaba cargando demasiada responsabilidad Oriana sobre sus delicados hombros, que la pobre tendrá los pies reventados de tanta fiestuqui ilegal con esos taconazos que siempre calza: "tras nuestra pelea en el plató, él vino a decirme que quería volver conmigo de verdad, así que yo no he sido la única que ha jugado al tira y afloja", ha dicho olvidando lo de que no quería seguir peleando, ni haciendo papelones ni montando el follón de buena mañana (porque a las 12:00, que se emite el programa, para ellos es tempranísimo).
Las caras, Juan, las caras...
Finalmente, tras que Marzoli reconociese haber llorado en su cama mucho junto a su mami, han entendido que los tortolitos caníbales están en momentos diferentes de sus vidas y que lo suyo es más incompatible que Enrique Ponce en un botellón con las amigas de Ana Soria. Y es que Iván, según Oriana, quiere formar ya una familia y ella, sin embargo, prefiere seguir saltándose las normas anti-covid en partys multitudinarias.
