No se habla de otra cosa. La infidelidad de Iñigo Onieva repite el efecto de cualquier cuernazo de 'La Isla de las Tentaciones': tan previsible como indignante y adictivo. La trama sobre la boda frustrada de Tamara Falcó en 48 horas con anillo, entrevista en 'El Hormiguero', publicación de Instagram borrada, fecha (17 de junio) y lugar (El Rincón) nos tiene a todos en un sinvivir.
Lo último que se sabe es que Tamara Falcó se ha pasado el día llorando en la biblioteca de Villa Meona, casa de su madre Isabel Preysler, sin levantar cabeza por el palo sentimental que está viviendo. Por supuesto, ni hablar de la boda ni de una reconciliación a corto plazo. Y es que la marquesa de Griñón está enfadadísima con su prometido fugaz.
Tanto es así que periodistas como Antonio Rossi y Beatriz Cortázar señalan que Iñigo Onieva va a seguir intentando recuperar el amor de su amada (a la que ha puesto los tochos en más ocasiones, según cuentan algunos medios y testigos) porque "está convencido de poder enmendarlo".
El primer paso ha sido este comunicado tan descafeinado como insulso, en el que la autocrítica es leve. Ni siquiera ha sido capaz de dar la cara ante las cámaras para suplicar el perdón de Tamara, sobre todo después de haberse quedado tan pancho asistiendo a una boda de la mano de la Falcó y decir a la prensa que son ellos los que están frustrando su engagement con la marquesa, mentir diciendo que el vídeo de su beso es de 2019 y repetir que nunca ha sido infiel ni desleal.