Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez parecen dos agapornis. Están enamoradísimos y nos lo hacen saber a cada momento en sus respectivas cuentas de Instagram. Pero mira, son tan modernos y tienen tanta pasta que hasta eso ya se les ha quedado corto y han querido ir un poquito más para allá.
Han decidido hacerse un vídeo de bodas... sin haber boda. De haberlo sabido en su momento me hubiera ahorrado la Primera Comunión.
Cristiano, que no se diga: qué orgullosos nos sentimos de ti. Por fin has aprendido la esencia española: cualquier excusa es buena para liar una buena mandanga.
No, por mucho que lo pueda parecer, el vídeo no es un anuncio de Estrella Galicia. De hecho, con tanto pétalo de rosa, tanta copita de champán y esa decoración veraniega parece que Carlos Sobera vaya a salir en cualquier momento de debajo de la mesa para preguntarles cómo les va la cita.
Lo que más nos llama la atención es la cara de Giorgi. No sabemos si es que de tantas emociones fuertes la muchacha al final se ha quedado paralizada, pero el caso es que un poco de poker face sí que tuvo. Giorgi, ¿estás bien? ¿Has comido algo y te ha sentado mal? ¿Necesitas un Micralax? Cualquier cosa nos dices.
Eso sí, Cristiano parecía no darse cuenta y él estaba en su salsita. ¡Mira cómo mueve las caderitas durante el baile de novios! Y nosotros que después de ver todas sus fotos apretando músculo pensábamos que el muchacho se había quedado agarrotado y al final resulta que no.
Cristiano después de que Georgina le contara el de "Va un barco a un muelle y rebota".
Tampoco sabemos si todos los invitados eran reales (como el periodista Edu Aguirre) o había algún que otro extra contratado, que a veces con esto del postureo uno ya se despista un poco y no sabe qué es verdad y qué no.
Cristiano, Georgina y polluelos podrán quejarse de muchas cosas, pero de verano no. Desconectar han desconectado. Y a partir de ahora quizás deberíamos plantearnos el llamarles la Familia Lego, porque mira que están todos cuadrados.