Si alguien echaba de menos a Lucía a Manué, os garantizo que, después de este reencuentro en el Airbnb favorito de Sandra Barneda, os vais a arrepentir de haber deseado volver a verlos en televisión. Y es que el efecto alivio que produjo el abandono de los gaditanos, como cuando la olla exprés acaba su función (la de dar por saco), siento decir que se ha acabado.
La Belén Esteban de las nuevas generaciones y el Jezulín de Ubrique de Puerto Real han vuelto a verse las caras tras seis meses sin haberse dirigido la palabra. Tal y como ha contado Lucía, tan solo han coincidido en dos ocasiones, una de ellas en un cruce donde ella le propinó a él un gesto obsceno conocido mundialmente como peseta, peineta o, como prefiere llamarlo Lucía, "corte de manga".
Tras ver sus imágenes recopilatorias (sólo hacía falta meterse en Twitter, donde es venerada) Lucía ha reconocido que le da mucha pena y vergüenza verse a sí misma sufrir de esa manera por un hombre (ONVRE, más bien) como Manuel:
"Hoy día, me doy cuenta de que esa persona no me hacía falta para nada. Estaba metida en algo que me estaba haciendo daño y no me hubiera dado cuenta si él no me hubiera hecho esto. Ahora soy otra, nunca saldría de mi boda que necesito a un hombre para ser feliz. Eso es una barbaridad", ha admitido más empoderada que Lola Flores en el anuncio de la cerveza.
Lucía ha avisado navegantes de que Manuel viene más "subidito" que Oprah Winfrey entre sus colegas periodistas al haber conseguido la entrevista del año (hasta que llegó Rocío Carrasco, claro), al menos eso es la actitud de su ex cuando está con sus shavales:
"Él va diciendo por ahí 'voy a ser una bomba, no veas la que he liado porque me he liado con dos...' Deja mucho que desear que se sienta tan orgulloso de haber hecho daño a alguien. Siento mucha vergüenza ajena cuando me llegan esos comentarios", ha asegurado la gaditana antes de la entrada de Manuel, que se ha pasado con los Colacaos de aminoácidos.
El Romeo Santos de la Chirigota veía la conversación de su ex con la presentadora desde una sala de espera de dentista (sin peces, porque mala suerte ya no necesitan, precisamente) acusando a Lucía de ser "una mentirosa compulsiva".
Lucía ha abordado el tema del avión de vuelta con destino a España donde, por desgracia, recayó en los encantos de la gambita, el Zan Jacobo y la despensa de sustento guarroso que le ofrecía el que un día fue su Manué:
"En el vuelo él me dijo que eran las últimas nueve horas que me iba a ver, que no iba a cerrar los ojos, lloró mucho [...] Es verdad que yo estaba en estado de shock, parecía que íbamos de viaje juntos, que no había pasado nada. Dejé que se acercara, nos estuvimos besando", ha relatado Lucía provocando una conmoción nacional.
Aunque la que perdió dinero en el 'Compro oro' por quemar las joyas de su ex asegura que ella no quería nada con él, que se negaba a darle otra oportunidad a pesar de su insistencia, la versión de Manuel es otra.
Según él, Lucía disfrutó mucho del vuelo besándole, tocándole por debajo de la mantita (querría probar, después de lo bien que le fue a Lola en su presencia) y que le pidió hacer como si no hubiera pasado nada y mudarse juntos de Puerto Real a algún sitio lejos de Cádiz.
Manuel ha llegado muy enfadado y con una elegancia en su vestimenta impropia de él. Cuando esperábamos verlo aparecer con un peto vaquero mini o con una peluca rizada, sin camiseta y marcando gambita, resulta que el gaditano se ha enfundado en un traje del Massimo Dutti de lo más pintón.
Manolito el cariñoso ha asegurado que Lucía no es la princesita que parece, que ha hecho lo posible por "recordarme que soy un hijo de puta" a través de terceros desde que volvieron al pueblo: "Tengo muchas ganas de hablar, llevo mucho tiempo tragando, pero no he hablado con ella porque yo sé que, si nos llegamos a ver, se acaba liando conmigo", ha asegurado el golfo de Cádiz confirmándonos que, cada vez que se mira al espejo, una parte baja de su cuerpo se alegra de verse.
Pero ojo cuidado que viene lo más sorprendente de toda la historia, un hecho que va a sorprender a la ciencia, que va a alegrar al coronavirus y que va a desafiar las leyes de los fluidos corporales: "Nos estuvimos liando todo el tiempo en el avión, estaba ciega conmigo", ha jurado Manué. Una locura teniendo en cuenta que el vuelo duraba nueve horas... ¡Y sin escalas! Decir que se les quedaron las bocas como zapatos es poco para definir este despropósito de intercambio Guinness.
O tienen dos mangueras por lenguas o eso es imposible. No me quiero ni imaginar las agujetas al día siguiente en el cuello... Se habrían quedado secos, sin posibilidad de soltar un escupitajo en todos los días de su vida. Vaya, es que nueve horas de morreo intenso... ¡Ni en un maratón de 'Física o Química'!
"Ella le pidió ir a mi casa para oler mi ropa, sentarse en mi cama cuando volvió. Yo estaba en Madrid con Fiama [...] Yo me lié con ella en el avión porque era mi novia de tres años y medio, pero no estábamos hechos el uno para el otro", ha asegurado el del dueto flamenco en el baño aunque, según Lucía, fue Gloria (la hermana de Manuel) la que la invitó a merendar para cotillear sobre lo ocurrido en el programa.
El de la gambita para nada relajá ha comentado que lo suyo con Fiama no cuajó tras un mes intentándolo porque, a pesar de haberse sentido como dos quinceañeros con tanto bacalao tostado (yo a los 15 todavía jugaba a los Playmobils), ni eran compatibles en el día a día ni él estaba preparado para meterse en otra relación: "Le tengo mucho cariño, ella me enseño a ser libre, a ser yo en todo momento. Ha habido momentos en que echaba de menos a Lucía, pero ella no me dejaba ser yo", ha reconocido el más peligroso de la bahía de Cádiz.
Fiama se ha enterado hoy en esta versión glam de la casa de Leticia Sabater de que Lucía y Manuel se besaron en el avión cuando él quiso abandonar la hoguera de confrontación apostando por su relación con la tentadora: "Eso no lo sabía, no me lo había contado, pero lo entiendo", apenas ha podido decir ya que los gaditanos se han enzarzado en un combate de improperios, en una batalla de gallos chirigotera que hasta Sandra Barneda los ha tenido que castigar mirando a la pared.
Ya conociendo que el dueto flamenco (tocando las palmas) que surgió en el baño de villa Playa, los Kiko y Sara del folleteo, ha durado nada y menos, Lucía ha bajado la escalera para poner los puntos sobre los Manolíes:
"No voy a permitir que este señor mienta. Nueve horas besándonos en el avión explícamelo porque me hubieran tenido que llevar sin saliva al hospital", ha comenzado matizando Lucía quitándonos a todos un peso de encima. Ya estaba yo recogiendo firmas en 'Change.org' para hacerle una transfusión de gapos, pobrecilla.
Manuel la ha acusado a Lucía de ser una "ponecuernos", una palabra que seguramente no figuraba aún en el vocabulario del literato Jesús. Ella le ha asegurado que nunca ha sido ni será como él, propinándole la segunda peineta en seis meses. Es irónico que Lucía tenga a toda España diciendo lo de la manita relajá y ahora sea ella la que no pueda parar de hacer cortes de manga con ella...
Con Sandra poniendo caras como para un libreto entero de poemas, Lucía le ha chillado por encima de los decibelios permitidos por los vecinos a Manuel, que dice estar cansado de callarse (se ha notado): "Asqueroso, si tan cansado estabas de mí pues me dejas, pero no haces daño gratuito, ¿te enteras?", le recriminaba con ira la gaditana a su ex a un semitono de ser sólo escuchada por los perros (Horus, el primero).
Tras levantarle el castigo y ahorrarle el trago a Fiama de seguir viviendo esta jauría (pintaba menos allí que un anuncio en la 1 de TVE), Sandra ha intentado saber cómo se sienten los gaditanos, aunque ellos han seguido arrojándose mierda, reproches e insultos de lo más verduleros:
"Tú estás cortada por la misma tijera que yo y lo sabes", le decía Manuel a Lucía, que respondía con un desafiante dedito y con un musical "¡Yo no zoy como tú!" que ya está tardando en convertirse en challenge de TikTok.
"Estoy harto de aguantar que siempre soy el malo, pero Manuel siempre ha sido el mismo. Ella es todo el tiempo cortante y por encima mía, lo nuestro está totalmente muerto", ha respondido hablando en tercera persona (a lo Aída Nízar) a la insinuación de Sandra Barneda.
La presentadora creía que se estaban tirando los tejos, seguramente apoyada en la máxima filosófica de 'los que se pelean se desean' desarrollada por los profes de primaria. Nunca falla, oye, como lo de la tostada...
Manué no ha dejado la manita relajá (para mostrar su nuevo peluco que ya mismo sorteará en Instagram, así son los influencers) asegurándole a Lucía que le desea lo mejor y que, si se pone así, es porque no quiere que lo pisotee (es consciente de sus facultades), pero que en realidad le quiere mucho.
Sandra Barneda, un cementerio de buenas intenciones, ha propuesto a Lucía y a Manuel que se miren a los ojos y se digan algo bonito que esté en sus corazones, por muy escondido que esté. "Me quedo con lo bueno, te voy a querer siempre. No te voy a desear nunca nada malo, al revés, me alegraré de todo lo bueno que te pase", ha comenzado Manuel aceptando el reto (como ha podido).
Lucía, enfadada con Manuel porque ha visto que ha venido a pisotearla, lo más bonito que le ha salido decir ha sido: "No te deseo nada bueno ni nada malo, es que no quiero saber nada de ti. No te deseo nada, no me salen buenas palabras porque he sufrido mucho por ti", ha declarado dando a entender que encontrar algo bonito de Manuel en su corazón es más difícil que hacerlo en el Primark.
"Tú, estando conmigo, eras de 10. Lo he dicho en la isla después de ver los cuernos que me ponías, lo digo aquí y lo he dicho siempre. No tengo queja de ti. En mi cara, todo era bueno", ha dicho Lucía Sánchez Rodríguez (con ese nombre no podría pasar por búlgara -ni por el acento-) arreglando un poco la cosa.
En cuanto a sus estados civiles, ambos están solteros. "Como cualquier persona, si a lo mejor he salido, el tonteo lo he tenido con un par de muchachos, pero ni me siento preparada ni tengo ganas, quiero vivir dedicándome a mí misma", ha comentado Lucía que va a seguir en el mercado un tiempecito con la gracia que le caracteriza.
Manuel, por último, ha querido desearle a su exnovia que encuentre a alguien por el que sienta de verdad, que sea recíproco (esta palabra se la enseñó su amigo Jesús) y "que la relación no se convierta en una tóxica de prohibiciones, que el chaval sea él", le ha tenido que soltar para quedarse a gusto. "Don Perfecto eres tú", le ha afeado ella.
Vía |MitelePlus